Atrición, no contrición

LUIS GROIZARD. MADRID | Deseo comentar la carta de D. Fernando Garijo . Habla de la contrición, cuando en realidad debe estar refiriéndose a la atrición, que es la que va unida al temor, ya que la contrición se basa en el amor.

“Todo es pecado”, se dice de la exageración eclesial anterior, según él. La frase es una mera expresión banal, aunque se podría aplicar al pecado venial, porque el pecado mortal es algo muy serio para que lo encontremos en “todo”, ya que, aparte de la materia grave, tiene que haber plena conciencia.

Tal vez ha podido exagerarse el sexto mandamiento, que, por cierto, no consta en la ley mosaica, sino solo el correspondiente al adulterio. Y luego el que, para la Iglesia, no haya parvedad de materia como en otros mandamientos.

No se pueden negar ni la justicia ni la misericordia divinas. Ha surgido una nueva devoción por mano de santa Faustina, la monja polaca canonizada por Juan Pablo II, en relación con la misericordia divina. Jesucristo reveló a sor Faustina que se rezase una oración pertinente a los moribundos, ya que Él intervendría ante el Padre.

Pero lo que no puede es salvar al que se negase recalcitrantemente a acogerse a la misericordia divina. Por ejemplo, negando culpablemente la existencia de Dios.

El creyente –probablemente también el hombre de buena voluntad– debe tener en cuenta que el que ama no tiene que temer.

En el número 2.771 de Vida Nueva

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