SEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona
“Los católicos estamos demasiado acostumbrados a nuestros recintos… Los discípulos de Jesús tuvieron que dejar el cenáculo…”.
La fiesta de la Ascensión nos ha dejado, de parte de Jesús, un mensaje muy claro: “¡Ahora os toca a vosotros!”. Un mensaje llamado a atender el clamor de unos hombres y mujeres que buscan y quizá no encuentran porque nadie está a su lado y padecen el vacío de un acompañamiento que no llega.
Los católicos estamos demasiado acostumbrados a nuestros recintos, a nuestros esquemas de siempre, a una forma de ser y de presentarnos que a menudo no tiene en cuenta que necesitamos estar a pie de calle para poder comprender lo que realmente sucede.
Los discípulos de Jesús tuvieron que dejar el cenáculo y lanzarse al ruedo para darse cuenta de que eran apóstoles, aquellos que anunciaban a Jesús como el Señor y con el compromiso de dar la vida por Él.
Jesús había dicho: “También vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo”. Estas palabras las escuchamos hoy a pie de calle, donde no solo hay un atrio, sino muchos. En ella, oportunidades nuevas, atención a lo que pasa, sobre todo a las personas y a la posibilidad de un diálogo que abre horizontes nuevos. Le tenemos a Él para poder hacerlo. Y, en el intento, no calificar en negativo a nadie. Solo Dios sabe quién le está abriendo las puertas de su corazón, aunque aún no lo viva como certeza.
En todo Atrio de los Gentiles se nos está pidiendo engrandecer las coincidencias, acercar posiciones y corazones, buscar y ofrecer luz cuando la verdad y la mentira se mezclan, fortalecer identidades en una sociedad débil en valores, proponer una experiencia cristiana original a la hora de compartir inquietudes muy humanas y espirituales. La verdadera belleza es la piedad, la que convierte el amor en misericordia.
A pie de calle, hay que hablar este lenguaje: es el que todo el mundo puede entender perfectamente.
En el nº 2.802 de Vida Nueva.
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