Bertone llega a España precedido por un silencio programático que sembró bulos y rumores. Nos cuesta ser normales en la Iglesia. Se ha sabido que cuando urgía ultimar detalles, había quien miraba para otro lado sin atender al teléfono. Estrategias maquiavélicas de curias renacentistas. La Iglesia no puede permitirse este espectáculo tan aviesamente urdido. Hoy calla hasta el mismísimo “Abc”