VALENTÍN ABELENDA CARRILLO. (SALT, GIRONA) | La decisión del Ejecutivo español de mantener la legislación en materia de derecho a la vida del concebido y no nacido, en los parámetros legales establecidos durante el anterior Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, ha causado desconcierto y decepción.
Está claro que son las instituciones políticas las que deben reconocer, proteger y garantizar legalmente los derechos fundamentales, pero no lo es menos que la sociedad tiene una gran responsabilidad al respecto. Al derecho a la vida le corresponde el deber recíproco de su conservación, protección y fomento. Es, precisamente, el cumplimiento de este deber el que debe movilizar socialmente a todos los ciudadanos y asociaciones civiles comprometidas con la cultura de la vida.
En este sentido, la Fundación Red Madre ha lanzado una campaña con el lema Ayúdame a nacer, cuyo objetivo es atender a 10.000 mujeres que necesitan hacer frente a los primeros gastos de sus hijos recién nacidos y llevar a término su embarazo en circunstancias más favorables. La sociedad, hoy, es la que ha de apostar por la cultura de la vida.
En el nº 2.942 de Vida Nueva
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