+ FERNANDO SEBASTIÁN | Arzobispo emérito
“El Sr. Rodríguez Zapatero se propuso desde el principio de su gobierno transformar la sociedad española. Y en buena parte lo ha conseguido. Su criterio ha sido ampliar los espacios de las libertades civiles. Suena bien, pero resulta pernicioso si se reconoce como derecho el ejercicio de la libertad en contra de la misma naturaleza humana. Es lo que ha hecho nuestro presidente de manera irresponsable”
Desde que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que no sería candidato en 2012, los medios de comunicación se dedican a hacer balance de sus años de presidente. Unos cargan la mano en el Haber y otros en el Deber. En unos como en otros, echo de menos un capítulo muy importante.
Nadie tiene en cuenta la evolución de los Valores Morales de la sociedad.
El Sr. Rodríguez Zapatero se propuso desde el principio de su gobierno transformar la sociedad española. Y en buena parte lo ha conseguido. Su criterio ha sido ampliar los espacios de las libertades civiles. Suena bien, pero resulta pernicioso si se reconoce como derecho el ejercicio de la libertad en contra de la misma naturaleza humana. Es lo que ha hecho nuestro presidente de manera irresponsable.
Hoy, en España, los ciudadanos tenemos “derecho” a casarnos y descasarnos como queramos y cuando queramos, sin atender a nada ni a nadie. Vamos camino de ser una sociedad afectivamente rota y dolorida. Tenemos derecho a matar niños inocentes con tal de poder disfrutar del sexo sin responsabilidades, quieren reconocernos también el derecho a suicidarnos y a “suicidar” a los ancianitos inútiles. Son los derechos de una sociedad montada sobre el egoísmo ateo y materialista.
Los españoles no acabamos de ver que por debajo de la crisis económica y de otras crisis que padecemos, en España estamos viviendo una oscura y confusa crisis moral que sacude los cimientos de nuestra sociedad y nuestras familias.
Seguramente las responsabilidades estarán compartidas, pero el gobierno de Zapatero tiene mucho que ver con el desfondamiento moral de la sociedad española, muy especialmente de la juventud. No sería justo dejar de tener en cuenta estos “merecimientos”.
En el nº 2.750 de Vida Nueva.