La emoción -a veces incontenida- y el recuerdo sincero presidieron los funerales celebrados en diversas diócesis españolas por las 154 víctimas mortales del accidente aéreo del 20 de agosto en Barajas. La que acogió la madrileña catedral de La Almudena contó con la asistencia de los Reyes y las más altas autoridades de la nación. La cercanía y el consuelo a los familiares de las víctimas aparcó las críticas siempre interesadas a lo que algunos pretendieron un funeral católico de Estado. Más llamó la atención, unos días después, la cena con la que el presidente Zapatero participó en la ceremonia del fin del Ramadán en Turquía, invitado por el presidente de un país oficialmente laico en el que se va imponiendo el velo a las mujeres.