Cine histórico

Jesús Sánchez Adalid(Jesús Sánchez Adalid– Sacerdote y escritor)

“Las películas pueden servir como explicación práctica y visual de lo estudiado, para ilustrar la realidad documentada de una forma moderadamente fidedigna. Sin embargo, esos fines son poco frecuentes”

La historia y sus acontecimientos más significativos, heroicos, curiosos o anecdóticos han formado parte de los argumentos de las más prestigiosas y famosas películas. Desde luego, como sucede en la novela histórica, el cineasta tiene una fresca libertad para reinterpretar hechos y figuras de las que carece el historiador respetable. Sólo debe conformarse con mantener la verosimilitud, que, en este caso, incluye no olvidar los datos precisos atestiguados por las crónicas. El guión puede jugar con variados enfoques y perspectivas, y dar la palabra a quien quiera. De esta manera, el cine ha resultado muy útil para la manipulación informativa y la educación del pueblo por los regímenes políticos y se han servido de él las diversas ideologías.

En otros casos, este género busca representar los acontecimientos con el máximo realismo y objetividad, permitiendo mostrar la historia a través del entretenimiento. Así, las películas pueden servir como explicación práctica y visual de lo estudiado, para ilustrar la realidad documentada de una forma moderadamente fidedigna. Sin embargo, esos fines son poco frecuentes y, además, muy difíciles de lograr, ya que el mero realismo resta espectacularidad y dinamismo. Si nos referimos al cine made in Hollywood, no debemos olvidar que está presionado por los grandes estudios, que priorizan el factor comercial a cualquier otro. En cambio, en Europa ha aflorado en ocasiones un cine histórico más austero y fiel a la realidad, aunque ha tenido bastante menos éxito y es mucho menos conocido.

De cualquier manera, en este género se dan continuamente excelentes películas que tienen poco rigor y otras muy malas que han intentado ceñirse escrupulosamente a los hechos. En España, el llamado “cine histórico” sigue siendo una asignatura pendiente en absoluto aprobada por Alatriste. Esperemos a ver qué sucederá pronto con Ágora, de Amenábar

En el nº 2.676 de Vida Nueva.

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