Con Francisco y contra los sacerdotes ‘carreristas’

JOSÉ MIGUEL MARENGO, trinitario. Correo electrónico | “Mi querida Iglesia”… Recordando las palabras de un gran teólogo al que el papa Francisco hacía referencia durante el encuentro que tuvo con los nuncios apostólicos el pasado 21 de junio, me surgía esta reflexión sobre lo que uno ve, comparte y siente: algunos nuncios que he conocido están o han estado tan lejos de estas líneas centrales del tipo de pastoreo propuesto por el Papa…

Llegan en autos de lujo, con los vidrios polarizados, al igual que cualquier diplomático de carrera o profesión… Y por ahí alguno dirá: “Es que son diplomáticos”. Pero lo que ha dicho el Papa es que deben ser pastores.

¿Cuándo cambiará esta estructura de la Nunciatura, esa manera de mimetizarse con los sistemas del poder? ¿No será hora de que los pueblos elijan a sus pastores, de que no primen tanto los títulos y los lugares de estudio, sino la trayectoria de pastoreo y entrega al Pueblo de Dios? Qué bueno si se consultara a la comunidad y se le pidiera una terna de candidatos a los laicos y las religiosas que están comprometidos en la misión pastoral. Ya que los elegidos serán luego los pastores de ese pueblo…

Y luego está eso de buscar la mitra, que no es nada nuevo. Algunos ya muestran interés en el seminario, desde que están estudiando ya sueñan con los ascensos a escalas superiores, ya pintan para el báculo… Y hay otros que, sin olor a oveja, ya están anotados para la carrera. A la larga nos damos cuenta de quién realmente se lo merecía y de quién lo estuvo buscando simplemente por afán de poder.

Es por ello que el Pueblo de Dios no puede permanecer pasivo ante ciertas elecciones, y se debe hablar y expresar lo que se siente en libertad. Hay pastores que son verdaderos servidores del Reino; pero hay otros que han llegado y, con un plumazo de soberbia, vanagloria y sentimiento de poder absoluto, han barrido todo un caminar de Iglesia, como si ellos fueran los inventores de las cosas nuevas de Dios.

Esperemos que estas líneas claras que expresaba Francisco en aquel discurso sean tenidas en cuenta y que vayan dando sus frutos en el servicio y la caridad pastoral, al elegir los pastores del Pueblo de Dios. Uno siempre agradece a los verdaderos “padres obispo” que ha ido conociendo su cercanía y servicio, porque hay hombres de Dios que han sabido poner un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio.

Y pidamos a Dios que nos libre de los que solo ambicionan el poder y ponen la jerarquía por encima de la comunión. Oremos por estos grandes cambios en nuestra querida Iglesia, que debe ser verdadero Pueblo de Dios.

Perdón si puedo herir a alguien con este comentario, pero procuro recoger lo que viven, sienten y dicen nuestros fieles, que, desde las palabras de Francisco, hablan con libertad y deseos de cambios, fruto de la presencia del Espíritu, que renueva todas las cosas.

En el nº 2.857 de Vida Nueva

director.vidanueva@ppc-editorial.com

Compartir