El cardenal Ratzinger con Juan Pablo II
JUAN DEL RÍO MARTÍN, arzobispo castrense de España | Dios tiene su tiempo, sus caminos y personas para marcar cada etapa de su Iglesia. Después del brillante y fecundo pontificado del beato Juan Pablo II, el Señor quiso poner en la Sede de Pedro a un sabio humilde, Benedicto XVI.
En tan solo ocho años, este Papa pasará a la historia como un segundo san Agustín (+430) por su alto y amplio magisterio teológico y pontificio. También será recordado como un nuevo san León I Magno (+461) porque, al igual que aquel pastor, supo conducir la Iglesia del siglo XXI, con su predicación, a lo esencial de la fe cristiana.
Benedicto XVI ha navegado por
los turbulentos mares de otra dictadura:
la del relativismo. Él ha puesto en crisis
el muro invisible de los prejuicios de la modernidad
frente a la fe y la razón.
Juan Pablo II pilotó la nave de la Iglesia cuando finalizaba el segundo milenio del cristianismo. Colaboró en el derrumbamiento del muro visible que representaba el totalitarismo comunista. Eso lo pudo hacer únicamente un papa de su ímpetu, profundo conocedor de los males intrínsecos de ese sistema.
Benedicto XVI ha navegado por los turbulentos mares de otra dictadura: la del relativismo. Él ha puesto en crisis el muro invisible de los prejuicios de la modernidad frente a la fe y la razón. Esto lo ha podido realizar solamente un pontífice de la talla intelectual del que entró como un “humilde servidor de la viña del Señor” y se marcha de “puntillas”, en un acto de entrega total a la Iglesia, reconociendo ante el mundo su falta de “vigor físico y de espíritu”.
El papa Wojtyla ejerció su ministerio abrazado a la Cruz de Cristo hasta el último suspiro de sus sufrimientos físicos. El papa Ratzinger ha vivido el ministerio petrino con la elegancia espiritual de aquellos que han descubierto que en la humildad está la verdad de Cristo crucificado. ¡Estos pontífices que nos ha regalado la Providencia divina son las dos caras de una misma cruz!
En el nº 2.838 de Vida Nueva.
NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: BALANCE DE UN PONTIFICADO
