(Ignacio Segura Madico. Vicepresidente de CECO- Correo electrónico) En pleno siglo XXI, y a las puertas de la beatificación de Manuel Lozano ‘Lolo’, quiero, por medio de esta reflexión, comparar la figura de ‘Lolo’ con la figura de santa Lucía.
Los hombres tendemos a fijarnos en los aspectos físicos y materiales a la hora de comparar. Lucía, la cual vivió en Italia sobre los siglos III y IV, ha sido y es durante muchos años patrona de los trabajos relacionados con la vista. Hasta el punto de que en España se la considera como patrona de la organización nacional de ciegos. Gran paradoja de la vida, ‘Lolo’, el cual nació en Linares (Jaén) en el siglo XX, fue afiliado a la misma organización de la cual es patrona Lucía.
Para un profano en la materia, podría decir que las similitudes entre Lucía y ‘Lolo’ son varias, a destacar entre las mismas el hecho singular de la falta de visión… Pero nosotros, hombres de fe y sembradores de la palabra de Dios, hemos de realizar un análisis más profundo de estas dos figuras y eliminar lo superfluo de lo material, para introducirnos dentro del espíritu.
Lucía, la cual es representada portando en su mano un celemín encendido, es símbolo de la luz. La luz que brilla dentro de nosotros y que hemos de llevar hacia los demás. ‘Lolo’, portador de una luz interior, la cual era absorbida por aquellos que personalmente o por medio de sus escritos tenían el privilegio de conocer a la persona y a su obra, fue, como bien nos manda el Evangelio y Lucía nos trasmite durante tantos siglos, portador de la luz y trasmisor de la misma por medio de sus obras y escritos.
Lucía, martirizada hasta la muerte por seguir a Jesús, fue inspiración de ‘Lolo’ para aguantar estoicamente sus enfermedades, ofreciendo el martirio de sus limitaciones a Jesús, y siendo ejemplo a seguir por las personas con discapacidades y enfermedades.
La virginidad espiritual de Lucía sirvió a ‘Lolo’ para una virginidad en sus escritos, los cuales, dentro de la simplicidad, son profundos y llegan a todos los que los leen. La virginidad espiritual de ‘Lolo’ llegó a transformar una vida, vista por los ojos humanos sin un fin, en una meta refulgente de luz y amor hacia los demás.
En el nº 2.685 de Vida Nueva.
