JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Un amigo me envía la foto que le servirá este año para felicitar la Navidad, una fiesta cada vez más odiosa en su ámbito consumista y más cálida cuando se la despoja del oropel. Compadezco a quienes en estos días han perdido el gusto por la Navidad, envueltos en el papel celofán del consumo, de la fiesta, del vacío y del anodino cantar de villancicos.
La felicitación de la que les hablo es un portal vacío. Del techo cuelga este cartel: “Nos han desahuciado”. Triste realidad de muchas familias que han tenido que marcharse de sus hogares, perder la vivienda y seguir pagando. Es la cruda realidad de una sociedad opulenta que ha pasado de la economía del ladrillo a la economía del banco.
En España hay más de doscientos desahucios diarios. Mucho tendrán que plantearse las comunidades cristianas la situación de edificios vacíos, conventos abandonados y herencias deshabitadas. Hasta Belén ha llegado el desahucio.
En la felicitación de mi amigo ya no queda ni el misterio, mientras los bancos siguen enviándonos cálidos mensajes con un rollizo Niño Jesús en portada. Ya lo dice otro amigo: “Si hemos perdido la ética, mantengamos al menos la estética”.
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- La crónica del director: La Iglesia española, la cultura y el Vaticano, por Juan Rubio
En el nº 2.781 de Vida Nueva.