ENRIC JULIANA | Periodista
“Vida Nueva ha sido un referente importante, también para periodistas no creyentes que sentimos interés por la información religiosa y vemos con disgusto fiebres anticlericales…”.
Juan Rubio es un referente de la información religiosa en España, labor periodística difícil de ejercer en un país demasiado polarizado por algunos fantasmas del pasado y por los esquemas ideológicos binarios.
- ESPECIAL: Despedida de Juan Rubio
Clericales y anticlericales, ese viejo y empecinado baile que debiera estar superado. En sus ocho años en la dirección de Vida Nueva, Rubio ha intentado superar esa dialéctica, con un periodismo riguroso, muy atento a los creyentes y abierto a los no creyentes. Seguramente no ha sido fácil. Intentaré resumir el porqué en pocas palabras. España ha vivido en los últimos quince años varias burbujas.
La principal, la inmobiliaria, ha estallado con funestas consecuencias para la economía y el empleo. Podríamos hablar también de la burbuja eléctrica (cuantiosas subvenciones a la energía renovable que propiciaron una espiral especulativa, aún no resuelta), y de la burbuja militar, menos comentada: un programa de compra de armamento por valor de 30.000 millones de euros, que ahora hay que reconducir.
Pero ha existido, también, la burbuja ideológica, la burbuja de las emociones sobreexcitadas. En un momento dado, la política española se dedicó a jugar a ‘rojos’ y ‘azules’ convencida de que no pasaría nada. Y la información religiosa quedó contaminada por esa dinámica. La política se podía inflamar tranquilamente puesto que el país reposaba sobre un mullido colchón: crecimientos económicos anuales superiores al 3%. España jugaba a ‘rojos’ y ‘azules’ bajo los efectos narcóticos de la turbo-economía inmobiliaria. Así se inflamó Catalunya –desde fuera y desde dentro– y ahora se están pagando las consecuencias.
El periodismo ha tenido cierta responsabilidad en este cuadro inflamable, bruscamente zarandeado por la crisis. Puedo asegurar que Juan Rubio nunca ha figurado entre los incendiarios.
En estos ocho años, Vida Nueva ha sido un referente importante, también para los periodistas no creyentes que sentimos interés por la información religiosa y vemos con disgusto la persistencia de las fiebres anticlericales. Esa rara especie, minoritaria, les puedo asegurar que existe, así en Madrid como en Barcelona.
Gracias, Juan. Tu amistad es un honor.
En el nº 2.905 de Vida Nueva