(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)
Acostumbro a visitar en el dominio www.soitu.es el Blog de Anatoli. No se me alarmen, que ese blog no es hijo de mala madre, sino de alguien bien acostumbrado a recibir miradas altivas en latitudes imperiales en donde ejerció como corresponsal informativo. Ahora, disfrazado con el viejo ardil del pseudónimo serio que no cochambroso, sigue siendo pluma señera, aunque en el mundo futbolero. Catalán viajero y animoso, se ha revestido de Anatoli en cada post regalándonos otra mirada, la de un “extranjero y célibe; dotado de una poderosa ignorancia, lo que le convierte en un polemista temible. Le gustan el fútbol, los membrillos y los sucesos truculentos”. Es la otra forma de ver las cosas del nuevo vecino que nos pide entender su mirada. Tengo para mí que pedírsela prestada evita trincheras, pues al conocer el color del cristal desde donde se mira, se evitan prejuicios que obnubilan la mente y azuzan el ardor guerrero tan ibérico. No estoy santificando lo extraño, pero sí ofreciendo la posibilidad de entender otra manera de sentir, respirar y amar. Anatoli vive y trabaja en España, acurrucado bajo nuestra piel de toro. El autor del blog se mete en sus ojos y nos acerca sus filias y fobias junto a sus errores, sueños, vicios y desvaríos en un país que no acaba de limpiarse su costra xenófoba despreciando lo extraño. Estreno el año con este blog mientras se oyen ecos de una paz que se construye con el diálogo, el respeto y la justicia. Cuando se abre la mirada se entiende mejor la razón distinta que no adversa; diferente que no contraria. No acierto a ver si la presencia de Anatoli provoca o intimida o nos plantea una nueva manera de vivir el año que estrenamos.
Publicado en el nº 2.642 de Vida Nueva (del 3 al 9 de enero de 2009).
