(Joaquín L. Ortega– Sacerdote y periodista)
“¿Abrirá Luz del Mundo un tiempo nuevo en que los papas combinen su “magisterio ordinario” con comentarios personales en la prensa? De momento, este libro acredita a Benedicto XVI como un Papa comunicativo y comunicador. Si así fuera, habría que aceptar que el papa Ratzinger ha humanizado en este terreno la figura tradicional del Papa”
Lo tengo entre las manos. Es pequeño y entretenido. Discurre en forma de diálogo. El que pregunta es un periodista y el que responde es el papa Benedicto XVI. Para quien siga el magisterio habitual del papa Ratzinger, tiene pocas novedades. Se atiene al pensamiento de Benedicto XVI en los problemas de la Iglesia y en los azares del mundo. No añade grandes cosas. Con todo, me afirmo en considerar este libro de 227 páginas como el libro del 2010. ¿Razones? Nunca un papa se había presentado a la Iglesia a través de un libro que es respuesta a un interrogatorio, ajustándose a los cánones de dicho género periodístico.
¿Abrirá Luz del Mundo un tiempo nuevo en que los papas combinen su “magisterio ordinario” con comentarios personales en la prensa? De momento, este libro acredita a Benedicto XVI como un Papa comunicativo y comunicador. Si así fuera, habría que aceptar que el papa Ratzinger ha humanizado en este terreno la figura tradicional del Papa, encorsetada en su infalibilidad o, al menos, en su privacidad.
Antes que él, Pablo VI fue el primero en romper la enclaustración papal en el Vaticano y viajó a África y a Asia, a las Américas y a Tierra Santa, por lo menos. Su sucesor, Juan Pablo II, corrió ya las siete partidas del mapamundi. En cambio, Juan XXIII, su antecesor, nos deleitaría con un libro admirable. Su Diario del Alma, libro que fue escribiendo desde que era seminarista, en Bérgamo, hasta pocos días antes de su fallecimiento en Roma. Fue un libro que sólo conocimos tras la muerte de su autor.
Hubo también un día en que los papas dejaron de ponerse la tiara y de caminar a hombros de otros hombres en la silla gestatoria. Ambas novedades ocurrieron en tiempos del papa Montini. Se trataba simplemente de un signo, pero los signos siempre tienen algo que decir.
Joseph Ratzinger ya había demostrado, antes de ser Papa, su calidad de escritor. Aun siendo ya Papa, ha mantenido su libertad de escribir y de publicar al margen de su magisterio papal. Ahí está su obra Jesús de Nazaret, ahora a punto de conclusión. Diríase que este Papa escritor y comunicador ha abierto la brecha de los papas que se comuniquen personalmente con su grey y no necesariamente desde el trono pontificio. Es algo que ha hecho con este su breve libro. ¿No merecerá ser considerado como el libro del 2010?
En el nº 2.735 de Vida Nueva.