El miedo impide la paz

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Cada nuevo año viene revestido de profundos deseos de paz, don preciado, pero también tarea acuciante. Don y tarea que para el cristiano tiene su genuina fuente en Belén. La paz es oxígeno para la conciencia y ayuda a disipar el miedo, ese miedo que ata e impide crecer; ese miedo que atrofia los sentidos y nos impide ser felices. Tengo para mí que hoy es el miedo uno de los graves problemas que tiene planteados la Iglesia, y que ha de resolverse con urgencia. El cristiano no puede vivir en paz si el miedo lo ata. Hay que desterrarlo porque se ha instalado de forma caprichosa y descarada en las conciencias de muchos cristianos de buena voluntad que, por miedo, callan la verdad y se alinean a la adulación. Hay que desterrar el miedo en una Iglesia que en España está secuestrada por un núcleo duro de poder, cada vez más pequeño, pero más peligroso, que se ha apropiado de la Iglesia con ínfulas visionarias. El miedo es capaz de cercenar los brotes del Espíritu. Sólo cuando nos despojamos del miedo, nuestra conciencia podrá vivir en paz y podremos hacer de ella un instrumento al servicio de la verdad. Al nuevo año sólo le pido un poco de más paz y menos miedo.

Publicado en el nº 2.735 de Vida Nueva (del 25 de diciembre de 2010 al 7 de enero de 2011).

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