El primer despertar para una fe madura

Los Cursillos de Cristiandad cumplen 60 años de compromiso

(Miguel Ángel Malavia) Este es un año especial para el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que cumple su 60 aniversario desde su fundación en 1948. Entonces, el Departamento de Juventud de Acción Católica organizó una peregrinación nacional a Santiago de Compostela. El éxito fue tan grande que en Mallorca los sacerdotes Sebastián Gayá y Juan Capó, apoyados por el obispo Juan Hervás, entendieron que debía canalizarse en un proyecto concreto. Por eso, en enero de 1949 ya convocaron el primer cursillo. Su impacto fue tal que ese mismo año tuvieron que organizar otros 33.

María Dolores Negrillo, presidenta nacional del Movimiento, habla de esa peregrinación como el auténtico germen de lo que hoy son los Cursillos de Cristiandad. “A pesar de que entonces lo cristiano lo impregnaba todo oficialmente, ya se detectaba una pérdida de pulso espiritual en la sociedad. Santiago despertó auténtico ardor en muchísimos jóvenes, concienciándoles de la necesidad de buscar un verdadero compromiso con Cristo”.

Ya en 1953 comenzó la expansión de los cursillos. Ese año se hicieron los primeros fuera de Mallorca, en Valencia. Y también entonces llegó el salto internacional. El sacerdote colombiano Rafael Sarmiento quedó tan maravillado con la experiencia de Mallorca que impulsó la idea en su país. Hacia los años 60 los Cursillos de Cristiandad ya eran referencia en toda Hispanoamérica. Hoy están presentes en 62 países de los cinco continentes. De hecho, cuando en 2005 Brasil albergó un encuentro mundial de representantes del Movimiento, fue especialmente significativa la presencia de voluntarios de Vietnam o Guinea.

Pero María Dolores hace un exigente balance de su evolución: “Nacimos en un momento de pérdida de compromiso, a pesar de lo que mostraba la apariencia de una religiosidad imperante en todos los aspectos de la vida. Por ello se buscó dar el paso a una fe madura, comprometida. Hoy la sociedad está mucho más descristianizada, pero por eso mismo somos más necesarios que nunca. Muchos de los que vienen a los cursos lo hacen muy alejados de la fe. Pero esto también es positivo, ya que el impacto que reciben es mayor. Somos el primer anuncio, el que les hace comprender que sus vidas están vacías sin Cristo”. La presidenta no habla sólo de teorías, sino que su propia experiencia es testimonio de su compromiso: “Yo no tenía fe. Estaba bautizada y había hecho la comunión, pero poco más. Cuando hice el primer curso, con 25 años, mi vida cambió, pues me encontré con un Dios vivo. Descubrí que soy Iglesia, que formo parte de una gran familia”. 

En octubre, sesenta años después, se repetirá por primera vez desde entonces la peregrinación a Santiago de Compostela. La esperanza es que sea un hito similar al de 1948 y haya un nuevo impulso “que implique a la gente en un profundo cambio vital. Las conciencias parecen adormecidas, la fe desapasionada. Pero a través de nosotros esperamos que sientan ese primer anuncio, que lleva a descubrir al cristiano que la fe no se puede vivir en soledad. Es maravilloso saber que perteneces a una comunidad que te ayuda a caminar, a crear”, concluye María Dolores Negrillo.

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