JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista y profesor CES Don Bosco
El 7 de mayo de 1966 (VN, nº 521), Herrero Losada explicaba por qué desde el final de la II Guerra Mundial las protestas habían estado dirigidas contra las dictaduras políticas y económicas, el colonialismo y las discriminaciones raciales. Entretanto, en España, aquel que alzaba su voz por encima de lo habitual era etiquetado fácilmente de comunista. Y el articulista se preguntaba: “Y estos contra, estos anti, ¿pueden ser calificados de comunistas?”.
El autor desvinculaba de la URSS a las manifestaciones auspiciadas por los estudiantes. Y el editorial de Vida Nueva, titulado “Los que gritan y los que duermen”, atendía a las protestas que venían desarrollándose en algunas universidades, seminarios y conventos.
La actual crisis ha puesto de relieve mentes inconformistas que, en las pasadas elecciones, materializaron su voto en un sí a Podemos. Ante este renacimiento izquierdista, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, bajo la batuta de su padre espiritual, Julio Anguita, andan buscando una confluencia.
Es el camino que deberían haber explorado el resto de partidos. Indigna que los mismos candidatos fracasados vuelvan a presentarse en junio, sin voluntad de resolver el complejo rompecabezas parlamentario. En aquel editorial, Vida Nueva pedía la colaboración de unos y otros, ya que lo más urgente era empezar “a evolucionar. Porque lo que sí condenamos, fervorosamente, es el inmovilismo”.
En el nº 2.987 de Vida Nueva