(Jesús Sánchez Adalid– Sacerdote y escritor)
“Lo del paraíso de convivencia y tolerancia en el Al-Ándalus medieval es un tópico creado por la literatura (Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, Blas Infante…). Tanto hemos oído hablar de la integración de las tres religiones monoteístas, que al final nos lo hemos creído y, además, lo hemos exportado; hasta el punto que ha llegado nada menos que a Obama”
Esta pasada semana el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su gira por Oriente Medio, hacía unas declaraciones que han levantado una sonora controversia; al exaltar a la Andalucía musulmana y en especial a Córdoba como ejemplos de “convivencia y tolerancia entre musulmanes, judíos y cristianos”, introduciendo un desliz histórico notable, al decir que esto ocurrió “durante la época de la Inquisición”. En su discurso desde el auditorio de la Universidad de El Cairo, donde se dirigió a los 1.500 millones de musulmanes del mundo, Obama pidió, entre otras cosas, tolerancia religiosa. “El Islam tiene una orgullosa tradición de tolerancia -dijo-. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición”, y agregó que “ése es el espíritu que necesitamos hoy”.
No se trata de negar el esplendor de la maravillosa capital del califato, pero se deben poner las cosas en su sitio: no inventarse el pasado y no caer en la fácil tentación de confundir nuestros sueños con la realidad. Lo del paraíso de convivencia y tolerancia en el Al-Ándalus medieval es un tópico creado por la literatura (Américo Castro, Claudio Sánchez Albornoz, Blas Infante…). Tanto hemos oído hablar de la integración de las tres religiones monoteístas, que al final nos lo hemos creído y, además, lo hemos exportado; hasta el punto que ha llegado nada menos que a Obama. Y el pobre, con más ingenuidad que buena intención, lo ha asimilado y lo ha proclamado a los cuatro vientos. La deslumbrante Córdoba califal que nos ha dejado un gran legado histórico existió; pero de ahí a convertirla en paradigma universal de convivencia… ¡Cuidado! Eso es idealizar la historia de forma simplista. Porque la verdad es la verdad y el mito es lo que es, lo proclame Obama o su chófer. Para mejor conocer esa verdad, aconsejo leer el lúcido ensayo La quimera de Al-Andalus del catedrático arabista Serafín Fanjul.
En el nº 2.664 de Vida Nueva.
