El trabajo por hacer

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Ahora queda trabajo. Han pasado años desde que Juan Pablo II, en su primer viaje a México en 1979, en Puebla, advirtiese: “Una concepción de Cristo como político, revolucionario, como el subversivo de Nazaret, no corresponde a la catequesis de la Iglesia”. Y en la década de los 80 se puso en marcha la maquinaria para el cambio de agujas.

Una estrategia de silenciamiento le siguió. Muchos teólogos de la Teología de la Liberación asumieron la corrección y se pusieron a trabajar en esa línea de repensar a la luz del Magisterio, con problemas, por supuesto, pero sin dejar en la cuneta a los cristianos que allí luchan cada día por la justicia. Ha habido mucha sordina europea.

Ahora, el nuevo Papa, que no se ha destacado por ser un ardiente defensor de esta teología, accede a darle la voz que le corresponde, no la única, sino la que puede servir para una perfecta sinfonía de comunión. El diálogo favorece más que la cerrazón y la Iglesia no se puede permitir el lujo de seguir con su eterna condena.

Un gesto más del Papa. Ha movido ficha. Ahora han de moverla quienes, en América Latina, luchan y trabajan por una evangelización que no olvide los graves problemas que la tienen atada.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.863 de Vida Nueva.

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