En Honduras…

Baltazar Porras(+ Baltazar Porras Cardozo– Vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y arzobispo de Mérida-Venezuela)

“Mientras los principios éticos y las leyes sean una moda pret â porter para atornillarse en el poder, las mayorías seguirán padeciendo violencia e injusticia. Por eso, los cristianos tenemos el deber de meternos en honduras”

América Latina vive una profunda crisis institucional. Acorde con los tiempos post-modernos, viejos problemas reaparecen con nuevos ropajes. Desde la época colonial, las leyes se acatan pero no se cumplen.

El mejor ejemplo de ello lo dan los presidentes y representantes de los poderes públicos. La fórmula mágica es convocar una Asamblea Constituyente y proponer una iluminada novedad: la reelección presidencial.

La era democrática actual pasa por los nuevos mesías, que imponen la fórmula sagrada: “Fuera de mí no hay salvación”. “Mi perpetuidad en el poder traerá, no se sabe cuándo, la felicidad de mi pueblo”.

El último brote del “nuevo virus” se inoculó en el hondureño Zelaya. Por encima de la Constitución quiso hacer una “consulta ingenua, no vinculante”. Al golpe a las leyes, sucedió otro golpe. De pronto, aparece fuera del país, con sombrero tejano, pero en pijama que incluye tarjeta de crédito en el bolsillo.

Aparecen “los defensores del (des)orden institucional”. OEA, ONU y ALBA exigen reponer al presidente depuesto, vociferan la condena de todo golpe, amenazan con invadir, bloquear. La guinda: el invitado de honor, defensor de la democracia y la libertad: ¡Raúl Castro!

La respuesta sensata vino de las instituciones hondureñas: somos un país pequeño y pobre, nuestros problemas los arreglamos nosotros mismos. Preferimos la condena internacional que caer en la situación venezolana, en la que ninguna instancia va a venir a echarnos una mano.

Mientras los principios éticos y las leyes sean una moda pret â porter para atornillarse en el poder, las mayorías seguirán padeciendo violencia e injusticia. Por eso, los cristianos tenemos el deber de meternos en honduras. Ésa ha sido y será la misión de la Iglesia, como ha manifestado ejemplarmente el cardenal Rodríguez Maradiaga.

En el nº 2.669 de Vida Nueva.

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