FERNANDO SEBASTIÁN | Cardenal arzobispo emérito
“Vivir como miembro consciente y practicante de la Iglesia católica no es de derechas ni de izquierdas, se mueve en otro terreno más íntimo…”.
Digo que ya va siendo hora de que nuestras izquierdas superen el tirón anticlerical y antirreligioso que tanto ha complicado la vida de los españoles.
Primero, porque la Iglesia, desde hace al menos 30 años, ya no tiene en España el poder político ni el estatuto de privilegio que pudo tener en siglos anteriores.
Segundo, porque desde hace ya más de un siglo la Iglesia católica es decidida defensora de los derechos de todos los hombres y, en especial, de los de los trabajadores y de los más pobres y débiles de la sociedad. Para comprobarlo basta seguir las intervenciones de los últimos papas.
Tercero, porque la religiosidad, y en concreto el cristianismo, favorece claramente la justicia, la paz y la convivencia de todos los hombres. No es justo privar de esta riqueza espiritual a los pobres.
Y cuarto, porque el respeto mutuo y la convivencia sincera son un bien indispensable para la sociedad española. Con la democracia pareció que íbamos a dejar atrás los tiempos de las discriminaciones y exclusiones por razones religiosas, pero estamos viendo con pena que la izquierda vuelve a las andadas. Tendremos que hablar más, habrá que dar más explicaciones, porque es necesario superar estas desconfianzas.
Adorar a Dios, creer en Jesucristo, seguir sus enseñanzas, vivir como miembro consciente y practicante de la Iglesia católica no es de derechas ni de izquierdas, se mueve en otro terreno más íntimo, más profundo, anterior a cualquier clasificación política.
Los cristianos no nos dejamos modelar por ningún programa político, por ninguna ideología. Nuestro programa es el Evangelio de Jesucristo, la adoración del Dios del Cielo, Creador y Padre nuestro, y la fe indiscutible en Jesucristo, Cabeza y Salvador de la humanidad.
Desde esta fe nacen unos criterios morales y un ideal de convivencia que coincide en parte con las derechas y en parte con las izquierdas, pero que no se identifica ni con unos ni con otros.
No hay nada que nos dé ni más libertad ni más claridad para buscar el bien de todos en cualquier circunstancia que la fe cristiana.
En el nº 2.893 de Vida Nueva