El Papa apela a la confianza en los pobres para salir de esta situación y evitar que se repita en el futuro
(Victoria Lara) El día en que el mundo se unió para luchar contra la recesión global”, así definió el primer ministro británico, Gordon Brown, la última cita de los países del G-20, celebrada en Londres el 2 de abril. Una cumbre de la que salieron, entre otras cuestiones, dos compromisos muy importantes para afrontar la crisis económica mundial: la aportación de un fondo común de un billón de dólares para estimular el comercio y la persecución del secreto bancario. Las conclusiones de este encuentro fueron aplaudidas por los líderes participantes y las bolsas internacionales reaccionaron de forma positiva en las horas posteriores, pero los éxitos de esta cumbre están aún por comprobarse y algunos especialistas en relaciones internacionales se muestran escépticos ante la plasmación real de esos acuerdos. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, advirtió, al término de la cita londinense, que “el punto crucial” para acabar con la crisis es “encontrar el fundamento desde el cual volver a comenzar a edificar un orden mundial justo, solidario y estable”.
Una de las decisiones más relevantes del G-20 fue dotar al Fondo Monetario Internacional (FMI) con medio billón de dólares adicional para reforzar su papel como prestamista internacional. Así, sus fondos pasan de 250.000 a 750.000 millones de dólares, dinero con el que podrá auxiliar a numerosos países ahogados por la crisis. Por otra parte, del billón de dólares presupuestado en la cumbre, 250.000 millones, irán destinados a reactivar el comercio global y 100.000 millones para los bancos internacionales de desarrollo. En la conferencia de prensa que ofreció al final del encuentro, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dijo que esas ayudas aliviarían a los más necesitados de África y América Latina: “Son herramientas para que ellos puedan salir de la pobreza”.
Pero, además, se ha pactado dar más relevancia dentro del FMI a los países en desarrollo y se ha establecido un plazo hasta enero de 2011 para cambiar sus cuotas de poder. Pedro Rivas, profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), sospecha que este compromiso “va a quedar en agua de borrajas” al ser “una decisión que no implica jurídicamente a los países”. “Es posible que en algunos asuntos menores de orden técnico, puedan tener alguna ventaja estos países, pero a la hora de la verdad, en la distribución de la riqueza, no creo que esto afecte a la población civil, que es la que realmente se ve afectada”, añade.
Por otra parte, el G-20 pactó no incurrir en medidas proteccionistas para hacer frente a la crisis a escala local, como devaluar las divisas nacionales o los planes de rescate de la banca nacional. En concreto, EE.UU. y China aprovecharon la cumbre para estrechar sus relaciones y tanto Obama como el presidente chino, Hu Jintao, expresaron su decisión de luchar contra el proteccionismo.
Para Pedro Rivas resulta “curioso” que sean estas dos naciones quienes se unan por esta causa, sobre todo en el caso de China, que es “uno de los últimos regímenes marxistas que quedan en el mundo”, pero tampoco cree que esto vaya a suponer una ventaja para los países en vías de desarrollo, “más bien un problema”, apunta.
Secreto bancario
Otro de los compromisos destacados del G-20 es acabar con los llamados “paraísos fiscales” que figuren en la “lista negra” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para Rivas, esta medida sería muy necesaria, pues combatir el secreto bancario “sería una forma de acabar también con el narcotráfico y el tráfico de armas, que son algunos de los estímulos del terrorismo internacional”. Sin embargo, no cree que finalmente se pueda llevar a efecto “porque algunos de los países que ahora están en el G-20 son los que, en cierta medida, han amparado, bien de ‘tapadillo’ o bien con claridad, los paraísos fiscales”, y cita el caso de Suiza, donde “el secreto bancario permite que el dinero se ‘lave’ allí”.
Además de abordar cómo hacer frente a la actual recesión, los líderes reunidos en Londres pronunciaron un compromiso conjunto en materias como reactivar la Ronda de Doha, los Objetivos de Desarrollo del Milenio o el cambio climático. Asimismo, insistieron en que este paquete de medidas no son las primeras ni serán las últimas que el G-20 tomará de manera coordinada para paliar la crisis, y anunciaron una próxima reunión en otoño para evaluar los primeros resultados de lo que se decidió en la capital británica.”Yo creo que esta cumbre es una hermosísima declaración de líderes de Estado y de Gobierno que no encuentra la plasmación real en las políticas de los Estados”, concluye Pedro Rivas en referencia a la reunión del G-20.
Por su parte, Federico Lombardi, citando la misiva enviada por el Papa al primer ministro inglés con motivo de la cumbre, apela a la “confianza en los hombres y en las mujeres más pobres” para salir de la crisis y evitar que se repita esta situación en el futuro. “Sería ilusorio pensar que se puede salir dejando al margen a quien sufre más y que hoy tiene una voz más débil y que, sin embargo, puede ofrecer muchísimo por el futuro de la familia humana. Luchar para eliminar la pobreza extrema y así liberar la verdadera riqueza del mundo: las criaturas de Dios, hechas a su imagen. Ésta es la prioridad más digna de ser perseguida”, añade.
UN MUNDO SIN ARMAS NUCLEARES
La cumbre del G-20 no fue la única cita internacional destacada en los primeros días de abril. La OTAN, que celebra su 60º aniversario, reunió el 4 de abril a los representantes de las naciones aliadas en Estrasburgo, Francia, y Kehl, Alemania. Estados Unidos, que acudía a la reunión para solicitar un mayor esfuerzo de los países miembros en Afganistán, consiguió arrancar el compromiso del Reino Unido, que enviará 900 soldados; de Alemania, que anunció el envío de 600; y de España, que mandará otros 600 soldados. Obama anunció que enviará 21.000 soldados más. “Vamos a continuar hasta que finalicemos nuestra misión”, afirmó el mandatario, quien asegura que su prioridad es garantizar la seguridad de los afganos.
En cuanto a la cumbre bilateral Estados Unidos-Europa, celebrada en Praga el domingo 5 de abril, lo más comentado fue el anuncio del compromiso del presidente estadounidense para conseguir un mundo libre de armamento nuclear: “El propósito es que los países con armas nucleares se muevan hacia el desarme, los países sin armas nucleares no puedan adquirirlas y todos los países puedan acceder a la energía nuclear para usos pacíficos”, dijo Obama. El profesor de Relaciones Internacionales de la UPSA, Pedro Rivas tiene sus dudas de que este deseo pueda cumplirse mientras algunos países, como Corea del Norte, sigan teniendo en su poder armas de este tipo: “Nadie se va a atrever a ser el primero en despojarse de las armas nucleares cuando el enemigo no tiene vocación de desprenderse de ellas”.
En el nº 2.656 de Vida Nueva.