(+ Raúl Berzosa– Obispo auxiliar de Oviedo)
“Los jóvenes –también los de la nueva generación X– no son cheques en blanco. El chip de lo divino está en ellos. Sólo hace falta activarlo”
D.Coupland habló de la joven generación X, la de ahora. Una generación descreída, sin complejos, apática políticamente, distante en lo social y fóbicos ante cualquier compromiso de cierta duración. Los jóvenes de hoy son consumistas, narcisistas, sin prisa por escapar del hogar, culturalmente livianos e ideológicamente débiles.
Para contradecir a Coupland, ha llegado J. Gordinier: “No podemos ser ‘cool’, escépticos y distantes para siempre”; y por eso ha escrito el libro Cómo los X van a salvar el mundo. Con una tesis de fondo atrevida, siguiendo a A. Glucksman: los jóvenes no se han alejado de lo político e ideológico por egoísmo, sino por percibir que la realidad es otra cosa. El tablero social es tan plural que ya no existe una única manera de resolver los problemas. Por eso, la contradicción es estimulante y la paradoja mueve el mundo. El icono viene a ser la Wikipedia, realismo práctico, eclecticismo y creatividad.
Me hago eco de una afirmación lacerante de C. Pellicer: “El Evangelio no dice tanto cómo deben ser las ovejas (que se las acepta como son), sino cómo deben ser los pastores”.
Dos interrogantes me inquietan: si los pastores de hoy somos capaces de convivir entre estas ovejas jóvenes del iPhone y la movida; y, recíprocamente, si estas jóvenes ovejas sabrán reconocer en sus pastores –y en sus mensajes– lo que están buscando y necesitando.
Una certeza me tranquiliza: aunque no sepamos –o no podamos– estar cerca del rebaño, el Espíritu sigue hablando en ellos y el Señor se hace cercano. Lo que, de forma esperanzadora, quiere decir que los jóvenes –también los de la nueva generación X– no son cheques en blanco. El chip de lo divino está en ellos. Sólo hace falta activarlo. Una llamada a invertir medios y recursos con ese nuevo ardor, con esos nuevos lenguajes y expresiones en las que insistía el recordado Juan Pablo II.
En el nº 2.685 de Vida Nueva.