En estos tiempos pareciera que sólo hay una crisis en el mundo, y que sus principales víctimas son las entidades financieras y quienes fiaron en ellas sus esperanzas. Al menos, ése es el reflejo que aparece en la mayoría de los medios de comunicación, que fijan su atención en la repercusión de la debacle económica en los países desarrollados. En ellos, el debate es el siguiente: ¿si falta el dinero, para qué emplearlo en “temas menores” como el cambio climático o la ayuda a los menos favorecidos? Hoy, Haití se encuentra instalado en el caos en el que lo sumieron cuatro huracanes en dos meses. La ONU ha tenido que lanzar un grito de atención. La comunidad internacional no ha enviado toda la ayuda prometida. Absolutamente necesaria… ¿o no? ¿Cuestión de prioridades? En la foto, el director del Banco Mundial visita un centro para niños desnutridos en Haití.
En el nº 2.634 de Vida Nueva.