Humanidad degradada

Humanidad degradada

de_gasperinMARIO DE GASPERÍN GASPERÍN | Obispo emérito de Querétaro (México)

“Mientras no se respeten los derechos humanos, cualquier reforma o actividad que se emprenda será deficitaria y frustrante…”

Promover la protección de los derechos humanos de los migrantes”, establece el primer acuerdo entre la Santa Sede y México en el reciente Coloquio sobre Migración, fenómeno ya definido como “crisis humanitaria”. La trata, especialmente de mujeres y niños, es una nueva forma de esclavitud. Es la manera más aberrante de explotación de personas por organizaciones criminales.

El fenómeno migratorio es el caldo de cultivo para esta plaga mortal. Una vergüenza para la humanidad. El Papa ha enviado a su secretario de Estado a entablar un diálogo formal con México y países colindantes sobre el tema. Recojo algunos principios enunciados por Pietro Parolin, para que no queden en el vacío y ayuden a la sociedad civil a involucrarse en el tema que nos atañe a todos, porque lastima a los más débiles.

Sin esta sensibilidad, seremos una humanidad degradada. Esto dijo Parolin:

  • 1. “Gracias al reconocimiento explícito del derecho a la libertad religiosa, es posible que en la actualidad autoridades civiles y eclesiásticas podamos encontrarnos en una nueva atmósfera de diálogo confiado (…). La apertura de miras y el trabajo constante de muchos por la igual dignidad de todos –los derechos humanos fundamentales– ha permitido modificar y mejorar el marco normativo mexicano”.
  • 2. “La fuente más originaria del derecho no se encuentra en los mecanismos de consenso y pacto entre mayorías y minorías (…), sino en el reconocimiento de la dignidad inalienable de la persona humana (…). No estamos ante ningún concepto metafórico o una ficción moral. Al contrario, esta realidad es de lo más concreta: cada ser humano, por pequeño y poco funcional que sea, posee una dignidad y unos derechos que nada ni nadie le pueden arrebatar”.
  • 3. “La gran aportación del cristianismo a la humanidad, que luego, con el madurar de los tiempos, será recogida por la Ilustración como categoría política, es la fraternidad universal. La razón iluminada por la fe descubre con gozo que en la gran familia humana todos somos hijos de un mismo Padre”.
  • 4. “Todo ser humano, por el hecho de ser persona, posee una dignidad tal que merece ser tratada con máximo respeto. Más aún, el único criterio absolutamente válido para evaluar si una comunidad política cumple con su vocación al bien común es este: la calidad de su servicio a las personas, de un modo especial a los más pobres”.
  • 5. “Para los católicos esta convicción no es un dato secundario. Es una exigencia”.

Mientras no se respeten los derechos humanos, cualquier reforma o actividad que se emprenda será deficitaria y frustrante. Por eso, nos hará bien confrontar estos principios con nuestra lacerante realidad: pobreza, injusticia, corrupción, desamparo, violencia, abortos, explotación de menores, tráfico de personas, pornografía, prostitución, separación de familias, desocupación, manipulación.

Ninguno que emigra por grave necesidad puede ser declarado ilegal. Recordemos al papa Francisco: “Dios no tiene miedo a las periferias. Por eso, si ustedes van a las periferias, lo encontrarán allí”. Dios nunca es ilegal.

En el nº 2.904 de Vida Nueva

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