Durante 2008, doce iglesias valencianas se turnan para abrir 24 horas al día
(Juan M. Castelblanque) Un total de 12 iglesias valencianas se turnan durante todo 2008 para abrir las 24 horas del día, a razón de un mes cada una. “Esta iniciativa pretende ofrecer un espacio de oración y ayuda a personas necesitadas, también durante la noche, y permite el acceso a cualquier hora a quienes quieran rezar, reflexionar y meditar en un ambiente de paz y silencio”, comenta el sacerdote Miguel Ángel Vives, coordinador del proyecto y párroco de la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora de Burjassot, que permaneció abierta todo el pasado mes de enero.
Esta propuesta comenzó a gestarse en 2002, cuando Carlo Ravasio, un italiano en busca de la unión de los cristianos, peregrinó desde Moscú hasta la localidad valenciana de Oliva por la unidad entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. Durante su camino, Ravasio encontró muy pocas iglesias abiertas, por lo que al llegar a Valencia manifestó su deseo de que esta realidad cambiara.
Iglesia 24 horas ya tuvo un precedente en 2004 con la propia parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de Burjassot como protagonista, que permaneció abierta todo el año. “Fue una grata experiencia, pero nos superaba la posibilidad de continuar más tiempo”, recuerda Vives, quien señala que 2005 fue un año de reflexión: “Teníamos mucho para asimilar, necesitábamos tiempo para poner todo en orden. Cuando una boa se traga a un cordero necesita tiempo para digerirlo; lo mismo nos pasaba a nosotros. Así, poco a poco, surgió el proyecto de 12 meses, 12 iglesias”.
Difícil tarea
Una propuesta que pretende llamar la atención sobre el excesivo tiempo que los templos permanecen cerrados. “Cuando una casa está cerrada es porque su dueño se ha muerto o se ha ido de vacaciones. Es un lujo tener tantas iglesias y no sacarles el debido partido”, comenta Miguel Ángel Vives, para quien “este proyecto es una imagen del amor de Dios que se expresa también en su casa: amor a todos, sin ninguna discriminación, y amor en todas las circunstancias de la vida”.
Abrir las 24 horas del día no es tarea fácil. “Muchos sacerdotes tienen miedo a robos y agresiones, a no contar con suficientes voluntarios, a que no haya suficientes actos, a que no vaya nadie por la noche o que vaya demasiada gente buscando comida, a que la gente no encuentre sentido a que la iglesia esté abierta durante la noche…”, indica Vives. Pero la mejor respuesta a estos temores fue la experiencia de la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de Burjassot. “Funcionó con normalidad, no sufrimos ni robos ni agresiones y hasta 60 personas se ofrecieron como voluntarias”, afirma el párroco. Una vivencia que dejó buenas acciones y momentos inolvidables, como recuerda Vives: “Una voluntaria se quedó sorprendida cuando su hija, que es muy rebelde, se presentó en la iglesia porque no quería que su madre pasara toda la noche sola. También es bonita la historia de un joven con serios problemas con las drogas que realizaba pequeños hurtos en los lampadarios, pero que, poco a poco, dejó de robar y se mostró dispuesto a colaborar. Ha sido una persona importante en el proyecto Iglesia 24 horas. Los pobres evangelizan a los pobres. Es algo bonito”.