La Iglesia del no

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

¡Basta, Eminencia! fue el grito que de forma espontánea se escuchó una tarde en un bar romano, mientras en el telediario aparecía por enésima vez un prelado intentando explicar lo que se debía o no se debía hacer”. Así empieza el vaticanista de La Repubblica, Marco Politi, su libro “La Iglesia del no” (Mondadori, 2009) En España, salvando las distancias, hemos dado una imagen de “Iglesia del no” porque no hemos sabido vender lo positivo y propositivo. El no, la negación, la condena, la falta de propuestas son monedas corrientes en la Iglesia española junto a análisis con caracteres apocalípticos y negativos de la sociedad. El no es demasiado frecuente y es el que aparece en la opinión pública, confesional o no. Es la respuesta que tienen las familias de enfermos terminales que buscan caminos para la muerte digna sin apartarse de su fe; el no es la respuesta de muchos homosexuales que desean vivir su fe y celebrar los sacramentos con limpia conciencia; el no es la respuesta de muchos divorciados que han vuelto a casarse y que trabajan en la Iglesia y en sus comunidades. Son muchos los cristianos en situaciones complicadas que lo único que escuchan es la denuncia. Nos hemos convertido en la “Iglesia del no”, que parece que sólo tiene palabras para la condena y la exclusión. Quedan muchos cristianos de calle que, mirando los telediarios, quisieran ver a un prelado que diga que los entiende, que no los quiere condenar, que les abre la mano y busca para ellos lo mejor, entrañados en la Iglesia, metidos en su dinámica, escuchando su voz. Una imagen menos soberbia, más fraterna; una imagen y una voz más evangélicas, que sea más ayuda que obstáculo.

Publicado en el nº 2.651 de Vida Nueva (del 7 al 13 de marzo de 2009).

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