JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Profesor CES Don Bosco
La reputada revista Informations Catholiques Internationales (ICI), entregada a la renovación de la Iglesia desde 1955, publicó en el nº 244 un dossier titulado L’Espagne est différente, firmado por Francis Mayor. No fue el primer trabajo sobre la Iglesia española divulgado en ICI. Ya en 1963, la revista francesa también había visitado España descubriendo “una tierra propicia, bien sembrada, que no esperaba sino una primavera para dar frutos”.
Tres años después, en el nº 489, Vida Nueva traduce el dossier y estima “interesante saber cómo nos ven los demás. Habíamos reprochado cordialmente algunas veces a ICI pequeños fallos de desenfoque, interpretaciones demasiados subjetivas, no exentas de prejuicios tradicionales, que les impedía ver con claridad la complejidad española”.
La publicación católica francesa subrayaba una Iglesia española con parroquias populares, encuentros y formación bíblica, presbíteros defensores de la justicia, vocaciones misioneras, veladas de oraciones, transformaciones litúrgicas, gente como José María de Llanos visitando el último rincón del Pozo del Tío Raimundo, comunidades y obispos con la esperanza de ver una renovación en el Concilio (de los 80 prelados, solo 20 se mostraban en contra del texto sobre la libertad religiosa), eclosión de movimientos teológicos y seglares apasionados por vivir el Evangelio en la esfera pública.
Si la Iglesia española no había significado nada para la Nouvelle Théologie, en 1965 empezaba ya a despertar de su prolongada siesta y a encajar el espíritu del aggiornamento. Lo que nos lleva a interpelarnos: hoy, ¿somos noticia internacional? Lo fuimos, a finales del año pasado, cuando fueron imputados los sacerdotes de Granada por abusos sexuales contra menores.
Lo hemos sido hace unas semanas, cuando monseñor Rafael Zornoza Boy negó a un transexual ser padrino de bautismo. Estas noticias han eclipsado la labor de la Iglesia peregrina en España; por ejemplo, su actitud ante la crisis económica. Las intervenciones que hagan los ocho españoles en el Sínodo de la Familia pueden reorientar la imagen de una Iglesia que es inclusiva y capaz de encarnar a Jesús de Nazaret en la diversidad cultural.
En el nº 2.957 de Vida Nueva
