EDUARDO CIERCO. POZUELO DE ALARCÓN (MADRID) | En el número 2.846, José María Guerrero, SJ, en un Pliego sobre la identidad de la Vida Religiosa, se pregunta: “¿Estamos de parte de los excluidos o de los excluyentes?”.
Que hay “excluidos” hoy salta a la vista, pero se querría difuminar que hay “excluyentes”. Jesús lo dice así: “Sabéis que los jefes de las naciones las dominan y que los grandes les imponen su autoridad. No será así entre vosotros”.
En ese número, el cardenal O’Malley, arzobispo de Boston, cuenta cómo a un inmigrante salvadoreño en Washington le engañaron para robarle los ahorros que desde una miseria de vida enviaba a su familia. Es el eslogan de Costa-Gavras en su película El capital: “Robaremos a los pobres para dárselo a los ricos”.
Con el papa Francisco, Óscar Romero está, por fin, camino de los altares. “Nos hemos equivocado con él”, decían los “jefes de las naciones”. Les dieron el “conservador” que querían, pero este, vista la situación, se puso junto a los pobres. Y le asesinaron con los suyos.
En España bien vemos cómo van las cosas: “¿Estaremos de parte de los excluidos o de los excluyentes?”.
En el nº 2.848 de Vida Nueva.
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