VICTORIA LÓPEZ LUACES | Sierva de San José
La vida es el gran regalo. Sin embargo, no solemos vivir conscientes de lo que con ella se nos da. Nos ocupan otras cosas. Dejamos desgranarse los años pasándolos un poco por encima.
Cuando empezamos a experimentar nuestro ser profundo, el color de la vida cambia. Nuestras cosas ya no son las protagonistas, van siendo sustituidas por la responsabilidad de servir a los demás… Y empezamos a sentir la entrega como un regalo de la vida, no como una renuncia. Y nos vamos descubriendo verdaderamente a nosotras mismas, experimentando una plenitud nueva: los otros son yo, y para ser del todo yo los necesito. Y al ocuparnos de sus necesidades, sentimos que damos vida a lo que más nos constituye. La entrega se convierte en necesidad. Y las escasas fuerzas se multiplican, como el pan y los peces bajo la palabra de Jesús.
Nos admira el papa Francisco. A sus 80 años, su servicio, sus gestos de ternura y compasión hacia los pobres están cambiando el mundo. Brotan de él como algo auténtico, como si llevase el Evangelio en las entrañas. Tenemos la impresión de que nos toca la fibra más íntima. La sabiduría de sus palabras y gestos nos despiertan, nos invitan, nos provocan. Las vive desde dentro.
Conocemos a más personas así. Son sabias. No porque hayan estudiado; saben porque han saboreado. Su vida no les ha pertenecido, han vivido para los demás y son felices. La sociedad necesita testimonios así, señales así. Son precisamente estas personas las que dan más razones para la esperanza.
Los 80 abren la puerta a la etapa más feliz de la vida, cuando la contemplación es la actividad primordial, cuando la acción de gracias es por lo que Dios nos da y por lo que nos quita, porque sabemos –hemos saboreado– que Dios cuando quita da, porque no sabe quitar, porque solo sabe dar. Entonces exclamamos con las palabras de la adorable película que en nuestra niñez veíamos en Navidad, ¡Qué bello es vivir! O con la protagonizada en nuestros días por Roberto Benigni, La vida es bella.
Publicado en el número 3.016 de Vida Nueva. Ver sumario
