(Jorge Juan Fernández Sangrador-Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y director de la BAC) En el suelo del presbiterio de la basílica de san Esteban de Jerusalén hay una lápida con una inscripción que indica el lugar de enterramiento de Marie-Joseph Lagrange, dominico francés, fundador de la famosa Escuela Bíblica y Arqueológica de la Ciudad Santa y de la revista bíblica más importante de todos los tiempos, la Revue Biblique.
El Padre Lagrange, cuyo proceso de beatificación ha sido ya incoado, nació en 1855 y murió en 1938. El próximo 10 de marzo se conmemorará el septuagésimo aniversario de su fallecimiento. Exiliado en España, al igual que otros dominicos expulsados de Francia en 1880, residió en Salamanca, y en su renombrada Universidad se inició en el conocimiento de la lengua hebrea.
En septiembre de 1883, y en la ciudad del Tormes, fue ordenado diácono; en octubre hizo la profesión religiosa solemne; en diciembre celebró la primera misa en la iglesia del convento de san Esteban, ya que fue ordenado presbítero en Zamora; anteriormente, en diciembre de 1880, había recibido, en Ávila, las órdenes menores y el subdiaconado. Tras una larga y fructífera vida, no exenta de dificultades, prolífica en prestigiosos trabajos científicos sobre asuntos de Biblia y arqueología, el eminente dominico escribió, al final de sus días, unas páginas memorables en las que evocaba con emoción su estancia en Salamanca.
El Padre Lagrange abandonó España en 1886. Años más tarde, en 1903 y 1905, publicó sendos libros, que constituyen, en la Iglesia católica, el punto de arranque de la aplicación del método histórico a la lectura de la Biblia. Fue una gran figura de la exégesis, que, en san Esteban de Jerusalén, hizo que produjeran fruto las semillas que llevaba en su morral de predicador mendicante, proporcionadas por sus hermanos, hijos como él de santo Domingo, en san Esteban de Salamanca.