(José Antonio Arzoz-Delegado nacional de las Misiones Católicas de lengua española en Alemania) El 18 de febrero de 2008 cesó, por razones de salud, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Karl Lehmann, tras 21 años en el cargo. Nacido el 16 de mayo de 1936 en Sigmaringen (Alemania), se doctoró en Filosofía y Teología. Participó en el Concilio Vaticano II como teólogo y fue ordenado sacerdote en 1963. Asesor de Karl Rahner, fue profesor de Teología en Maguncia y en Friburgo de Bresgovia. En el año 1983 fue nombrado obispo de Maguncia.
Contra todo pronóstico de lo eclesialmente correcto, que preveía la alternancia de los cardenales de Munich y Colonia como presidentes de la Conferencia Episcopal, en 1987 resultó elegido presidente el joven obispo de Maguncia, Karl Lehmann. El gran reto de su primer mandato fue integrar a los obispos de la antigua RDA en la Conferencia Episcopal para hablar con una sola voz en nombre de todo el Episcopado. Reelegido en 1993, Lehmann inició su segundo mandato rompiendo moldes pastorales. Con los obispos de Friburgo y Rottenburg-Stuttgart escribió ese año una carta pastoral con propuestas razonadas para permitir recibir la comunión, en determinadas circunstancias, a divorciados vueltos a casar. Un año después, el cardenal Ratzinger anunció el veto de Roma a estas propuestas. En 1998 y 1999 surgió el conflicto de mayor calado que ha mantenido el Episcopado alemán con el Vaticano en los últimos tiempos. La cuestión era si expedir o no, a mujeres en conflicto por su embarazo, el certificado de asistencia al asesoramiento, oficialmente reconocido, que daba la Iglesia católica. Este certificado lo exigía el Gobierno Federal para permitir abortar –dentro del marco legal– sin penalización civil. Este tema adquirió el rango de cuestión grave tanto dentro del Episcopado alemán como ante Roma. Finalmente, Lehmann obedeció al papa Juan Pablo II diciendo: “En la Iglesia católica yo no tengo la última palabra”. Lehmann había conseguido mantener la unidad en el Episcopado y la comunión con Roma. El obispo valiente que sabía nadar a contracorriente sabía ser católico. La Iglesia continuaría con los centros de asesoramiento, pero era previsible una reducción drástica de las asistencias.
Candidato por tercera vez, Lehmann fue reelegido con más de dos tercios de los votos de los obispos. En Alemania crecían la personalidad y la popularidad del obispo presidente. Su inmenso saber, que documentaba con la mayor naturalidad citando las últimas aportaciones científicas a todos los temas que trataba en publicaciones y conferencias, hacían de él un referente obligado en la vida cultural, política y social del país. Para la Iglesia católica alemana, Lehmann ha sido su portavoz elocuente y voz del Evangelio: defendió y apoyó la reunificación del país y de la Iglesia católica, es defensor incansable de la vida desde su concepción y de la familia cristiana, en los medios es un interlocutor requerido y reconocido, es colaborador sin complejos con la política y las fuerzas sociales de este Estado laico. Atención y dedicación especial ha mantenido con el Comité Central de los Católicos Alemanes, gremio laico de la Iglesia católica con autonomía y prestigio dentro y fuera de ella. Asimismo, ha valorado en varios documentos la labor religiosa y social de las Misiones Católicas Extranjeras y de las asociaciones como garantes y promotores de integración y de la propia identidad cultural. Una fijación pastoral especial ha sido su compromiso con el ecumenismo. Fue esperanzador el Acuerdo de Augsburgo en 1999 sobre la Doctrina de la Justificación, pero muy penosa la disolución del grupo encargado de continuar la traducción unitaria de la Biblia.
Cardenal tardío
Lehmann era presidente, pero sólo obispo de Maguncia. ¿Premiaría Roma su labor? El 28 de enero de 2001, Juan Pablo II puso fin a especulaciones y recelos creándole cardenal. Es difícil encontrar en Alemania una persona con tantas condecoraciones y títulos honoríficos como el cardenal Lehmann. Reelegido por cuarta vez como presidente de la Conferencia Episcopal el año 2005, no ha terminado su mandato.
El sabio cardenal Lehmann ha sido, sobre todo, un obispo con fe y esperanza. Permaneced en la fe es su lema de obispo. Confianza desde la fe es su testamento y testimonio de vida y de trabajo. Ahí radica su credibilidad. El cardenal Karl Lehmann continúa ahora como obispo de Maguncia.