Lo que pensábamos todos (o muchos)

PEPE LOZANO SÁNCHEZ. Correo electrónico | Gran parte de la población española, y de otras muchas naciones, estamos contemplando con satisfacción, y también participando, en  las acciones, propuestas y reivindicaciones de miles de ciudadanos, sobre todo jóvenes, que están acampando en las plazas más céntricas de la mayoría de las ciudades españolas, y algunas del extranjero.

Las personas que están acampadas, y las que les apoyamos, participando en sus concentraciones y manifestaciones, vemos que va saliendo a la luz pública, y con fuerza, lo que pensábamos todos de la democracia y de la sociedad que tenemos. Hay plena conciencia de que nuestro sistema democrático, muchas veces, se queda en un puro formalismo que no responde  a las necesidades de la mayoría, sobre todo, de los trabajadores y los pobres. Una democracia que solo da para que viva, y muy bien, una minoría, no es una democracia verdadera, sino más bien una oligarquía, el beneficio, el poderío y los privilegios de unos pocos.

Vemos que los partidos políticos y otras muchas organizaciones populares no responden, en gran parte, a las necesidades y problemas que tiene la nación. Y a pesar de este desfase, se mantienen las mismas formas de actuar, los mismos sueldos, la misma lejanía de la vida, los mismos errores y la situación tan lamentable en la que se encuentran los últimos de la sociedad.

No quitamos a nadie la buena voluntad y los grandes esfuerzos que se están haciendo, pero vemos que los partidos, que ofrecen grandes discursos e infinidad de promesas, no aportan grandes resultados, y da la impresión de que es un “quiero y no puedo” o que son los grandes capitales los que marcan la pauta a seguir. Sé que con la cantidad de problemas que tiene nuestra sociedad no es nada fácil encontrar la solución. Pero creo que el camino para un cambio auténtico del mundo en que vivimos, con todas sus limitaciones y fallos, lo están intuyendo las personas integradas en el Movimiento 15-M.

Deseo que este movimiento se consolide, se concrete mucho más y encuentre una buena organización y buenos líderes que hagan llegar sus intuiciones y propuestas a los órganos que pueden convertir en realidades todas las justas aspiraciones que se están compartiendo y gritando en plazas y calles.

No es bueno oponerse radicalmente a la existencia de los partidos y sindicatos, pero sí se ha de luchar por su total renovación, por su puesta al día y por un cambio de rumbo de las instituciones económicas. Si no lo hacen, verán cómo pronto la gente los desconocerá y buscará otros caminos, o aumentará el sufrimiento de los que tienen menos posibilidades. Este parece ser el gran reto de nuestra democracia. Y para esto nos vienen muy bien las aportaciones del Movimiento 15-M.

Ojalá que, al menos, nos sirva para tener claro que el mundo no tiene que ser como es ahora. Es un hecho, y esto lo demuestra: otro mundo es posible.

En el nº 2.761 de Vida Nueva.

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