(María Ferraz– Barcelona) Preguntando a los jóvenes con qué iconos se identifican mejor, responden: el dinero, el preservativo, la fiesta y la moda. Aunque ellos necesiten referentes que apunten alto para andar por la vida, lo que las autoridades públicas ofrecen para vivir su mundo, es sexo cutre y una falta total de ideales.
Las reiterativas campañas para evitar enfermedades venéreas y embarazos parecen dirigidas a bestezuelas que sólo atienden a sus ritmos biológicos y que no levantan su alma si no es para llorar en la desesperación que les produce ser segregados en tal frívola animalidad y fisiología mutilada de afectos. Nada se dice del amor verdadero en que se funda una familia, nada de la espiritualidad que les eleva, nada de preocuparse por el prójimo, nada de disciplina ni esfuerzo. Que las nuevas generaciones tendrán que echarnos a la cara muchas cosas salta a la vista, empezando por nosotros, padres que exigimos mal y poco por pura comodidad.
En el nº 2.642 de Vida Nueva.