Ha pasado la cumbre del G-20 de Washington y los más de mil millones de personas que pasan hambre en el mundo tendrán que seguir esperando. La lucha contra la crisis económica y financiera tiene a los países desarrollados demasiado enfrascados en sus propios problemas. Así pues, una vez más, buenas palabras y a esperar a que escampe. Más efectista, al menos, resultó, un día antes, la Asamblea General de la ONU, donde el presidente de los Estados Unidos desterró la forma unilateralista de este país en sus relaciones con el resto del mundo, lo que establece los principios para una nueva era global. Obama, que presentó con humildad sus credenciales de líder mundial, consiguió también que la ONU respaldase sus planes antinucleares.
En el nº 2.677 de Vida Nueva.
