Esperar. Siempre
(Jorge Juan Fernández Sangrador– Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca y director de la BAC)
“Entre los ciento diecisiete mártires de Vietnam (Tonkín, Annam y Cochinchina), canonizados por Juan Pablo II, había al menos once misioneros españoles, quienes, un siglo y aun dos después de su muerte, que tuvo lugar entre 1745 y 1861, siguieron siendo -y son- testigos del Evangelio para los pueblos de Asia”
La Santa Sede ha hecho público el texto leído por Joseph Nguyen chi Linh, obispo de Thanh Hóa y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Vietnam, durante su intervención en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, que tuvo lugar en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008. En su discurso, el prelado dijo:
Hay “un episodio que merece ser citado para demostrar que la Palabra de Dios sigue sosteniendo a la Iglesia en Vietnam. Se trata de la conversión en masa de millares de personas pertenecientes a varias minorías étnicas poco después de la canonización de los ciento diecisiete mártires de Vietnam en 1988. Lo curioso es que muchos admitieron haber escuchado la radio protestante de Manila, en Filipinas, pero se convirtieron al catolicismo en Vietnam. De este modo, los protestantes siembran y los católicos cosechan. La Palabra de Dios, que resuena desde muy lejos, alcanzando sus oídos, es la fuente de esperanza para estas personas que viven en las montañas, empobrecidas y sin futuro”.
Entre los ciento diecisiete mártires de Vietnam (Tonkín, Annam y Cochinchina), canonizados por Juan Pablo II, había al menos once misioneros españoles, quienes, un siglo y aun dos después de su muerte, que tuvo lugar entre 1745 y 1861, siguieron siendo -y son- testigos del Evangelio para los pueblos de Asia, al igual que los otros ciento seis campeones de la fe, catequistas seglares en buena parte, que, el 19 de junio de 1988, fueron elevados con ellos a los altares.
El hecho proyecta una luz que alienta la esperanza, y resplandece ahora en este almenar de papel tintado; su fulgor es el mismo que, hace casi veintiún años, emanó desde la radio protestante de Manila e iluminó interiormente a miles de vietnamitas, que, acogiendo la Palabra de Dios, abrazaron el catolicismo.
En el nº 2.646 de Vida Nueva.