(Aurelio Matos– Director General de PPC) Todo lo que nace pretende durar. Así lo viene demostrando ‘Vida Nueva’ a lo largo de sus cincuenta años de vida. En este número especial, el lector va a tener la oportunidad de conocer, desde dentro, los avatares, los éxitos, y también los sinsabores de lo que ha sido la travesía de ‘Vida Nueva’.
Con mucha mayor autoridad y pericia que yo, todos los que colaboran en él van a darle la oportunidad de llegar a tener una idea cabal de lo que ha representado y aún representa este semanario. Se me ha sugerido que en estas líneas trate de dibujar a carboncillo, de suyo con trazos no muy definidos, lo que desde PPC se piensa, se sueña y se planifica para los próximos años de la revista.
Vida Nueva ha demostrado que es, efectivamente, “una voz en la Iglesia”. No se ha querido ser ni más ni menos que eso. A la vez, se ha presentado a la sociedad y a la cultura como “una voz de Iglesia”. Esta ha sido, y es, nuestra identidad. No está adscrita a la filosofía de un grupo determinado. Este es el marco por donde queremos que discurra la revista los próximos 50 años: seguir siendo una voz más dentro de la Iglesia que acerque el pensamiento, la reflexión y la información eclesial al hombre del siglo XXI.
Toda nueva creación o realidad parte de un sueño. Vida Nueva es la materialización del sueño que tuvieron sus fundadores. Todavía mantenemos intacta la pretensión de llegar a más lectores, queremos seguir soñando con aquellos espacios o realidades en los cuales todavía no estamos presentes o lo estamos aún de forma no suficientemente significativa. Hay todavía muchas realidades en las que la información socio religiosa está poco desarrollada. Estamos seguros y orgullosos del bien que la revista ha venido haciendo a laicos, sacerdotes, religiosos, y a la sociedad en general. La revista ha sido el buque insignia de PPC, y en ella hemos invertido nuestros mayores esfuerzos. Su sola existencia y calidad deja constancia de lo mucho que han ido dejado en ella un buen número de insignes profesionales.
Una ‘Vida Nueva’ global
De la mano de PPC y su expansión, Vida Nueva quiere apostar por una presencia más significativa y cercana a Hispanoamérica. En nuestra trayectoria, hemos tratado de acercar las distintas realidades de cada una de las Iglesias. Para los lectores en España, ha sido un referente inestimable que daba cuenta de los hitos significativos de los creyentes de otras latitudes. Para los de ultramar, ha servido de puente de conexión con las Iglesias europeas y con Roma. Para ello hemos contando con la alianza de una lengua y una historia en común, pero no sólo. Hemos tenido el apoyo, nunca venido a menos, de una legión de laicos, sacerdotes, religiosas y religiosos de procedencia española que trabajan por el Reino a lo largo y ancho del mundo. Les estamos muy agradecidos. Estamos orgullosos del camino recorrido y, si se me permite, también del servicio dado.
Pero debemos dar un paso más. Nacimos con vocación de durar y de servir, y en eso estamos empeñados. Ha llegado el momento de que Vida Nueva participe de todas aquellas facilidades que nos dan las nuevas tecnologías de la información para hacernos presentes en un mayor número de espacios. Debemos repensarla desde una nueva perspectiva.
Vida Nueva se ha pensado y escrito desde España. Es verdad que siempre ha tratado de estar cercana a los problemas sociales y eclesiales de los distintos continentes y países, pero desde una óptica, no vamos a engañarnos, europea y española. A los numerosos lectores de España se les ofrecen reflexiones e información de cómo van caminando las otras Iglesias, sus alegrías y dificultades. Nuestros lectores del exterior, seguramente, buscan elevar la mirada y tener información y reflexión sobre la Iglesia universal.
De ahí que debamos reflexionar sobre la conveniencia de contar con un Vida Nueva global, que mantenga un tronco común de información eclesial, de actualidad y pensamiento de interés universal y que, dependiendo del país, se ofrezca con una parte sustantiva de esas realidades eclesiales y sociales que hagan que se perciba como algo propio y cercano a las Iglesias locales del continente americano.
Hoy, esto es posible. En América Latina hay muchas y variadas realidades informativas de Iglesia, pero ninguna que eleve la mirada y ofrezca a los creyentes y a los hombres de buena voluntad esa perspectiva universal y latinoamericana, como lo viene haciendo Vida Nueva desde 1958. Las dificultades, aún siendo hoy por hoy importantes, son sólo logísticas.
Desde Vida Nueva nos vamos a empeñar en salvar estas dificultades. Es nuestro compromiso de futuro.
En el nº 2.652 de Vida Nueva (especial 50º aniversario).