Miscelánea

(María de la Válgoma- Profesora de Derecho Civil en la Universidad Complutense de Madrid) Escribir una columna cada dos meses tiene grandes inconvenientes. De repente hay un tema que, por distintas causas ha llamado mi atención y que me gustaría compartir con los lectores. Por ejemplo, el día de las elecciones, me conmovió profundamente la actitud de una mujer llamada Elvira, la mujer de Rajoy. Se veía su sufrimiento, su espontaneidad, sus ganas de decirle a su marido, que en ese momento vivía un fracaso que no esperaba, “déjalo todo, no necesitas pasar por esto”.

Creo que no es necesario que diga que no soy votante del PP, pero, en caso de duda –que sí he tenido muchas veces–, ningún asesor de imagen, de esos que cobran un pico por asegurar que se tiene que poner una sonrisa, incluso cuando no viene al caso y se nota forzada, hubiera sido más eficaz para impulsar el voto a este candidato que la autenticidad de esta mujer.

Pero ni una delicada rosa es más efímera que una noticia del periódico del día anterior. Es la servidumbre del periodismo. Y se suceden más noticias buenas o malas, dignas de ser comentadas. Una buena: que en la dificultosa marcha de la antorcha olímpica, en el muy barroco frontal del Ayuntamiento de París, cuelgue una pancarta diciendo que París defenderá siempre los derechos humanos. No podemos olvidar que China es el país donde más se violan estos derechos básicos, el país en el que año tras año se ejecutan más penas de muerte, más torturas, más detenciones, mayor indefensión judicial, y que la celebración de las olimpiadas supone un foro que no podemos dejar de aprovechar para denunciarlo.

Y están las malas noticias: que un error imperdonable, de jueces que no deberían serlo –que se sepan unos temas de una oposición no garantiza la bonhomía que todo juez debería tener– haya podido ser la causa de la muerte de una niña. Está el misterio, para mí incomprensible, de una pederastia omnipresente. Tantas cosas que me gustaría compartir con ustedes si el espacio no se hubiese acabado ya.

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