ÁNGEL GARCÍA RODRÍGUEZ, O.SS.T. (LIMA, PERÚ) | Después de 37 años rodando por estas tierras latinoamericanas, la verdad que uno va comprendiendo la verdadera vocación y tarea de un misionero. Estaconsiste, principalmente, en compartir la fe y el pan de cada día: el pan de la justicia, el pan de la dignidad humana, el pan de los derechos humanos y el pan de la libertad de los pobres, excluidos y encarcelados. Estoy convencido de que nosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, procedentes de distintos rincones de España, no somos “héroes” ni nada de eso que pueda sobresalir.
En mi caso, me considero tan solo un cristiano que intenta vivir su fe y desarrollar un seguimiento radical de Cristo, con mis luces y sombras. También reconozco y confieso que los misioneros, a veces, somos engañados y manipulados por los que buscan utilizar los sentimientos de dolor y sufrimiento de las víctimas para los programas “basura” de ciertas cadenas televisivas de España.
Algo que, precisamente, en el pasado mes misionero (octubre es el mes del Domund), ha hecho el canal La Sexta con el programa ‘Encarcelados’, grabado en el penal peruano Ancón II, de Lima, donde soy capellán.
Nos habían pedido colaboración y nos habían prometido realizar un reportaje para concienciar del peligro que corren los españoles que vienen a por droga a Perú. También nos habían prometido plasmar la labor que realizamos la Iglesia y, especialmente, los misioneros españoles en las cárceles. Pero nada de eso apareció luego.
Solo vimos el clásico reportaje de “película de terror de cárcel”, metiendo la cámaras solo en las cloacas de las cárceles de América Latina, sin presentar nada positivo de lo que se está realizando por la reinserción de los presos.
En definitiva, como se pudo comprobar con la emisión del producto último, La Sexta hizo su película sin conocer ni tener en cuenta la realidad de Perú y haciendo ver que en España somos buenos y justos y en Sudamérica malos y corruptos.
Se aprecia claramente la manipulación, tanto de imágenes como de testimonios, presionando a los presos a decir medias verdades y, directamente, mentiras. Lo más triste de este lamentable episodio se ha dado cuando un medio televisivo de alcance nacional, como La Sexta, ha llegado a utilizar para su rating de audiencia hasta a la madre de un preso español, distorsionando la realidad de los hechos y presentando falsas amenazas y peligros de muerte, totalmente equívocos.
Todo esto resulta algo muy doloroso, y así se lo hice saber posteriormente a la periodista de La Sexta, a la que escribí en estos términos: “A pesar de todo esto, sepan que los misioneros también sabemos denunciar cuando hay verdad y no conjeturas. Pero, sobre todo, los misioneros sabemos hasta perdonar en nombre de Cristo Misionero a los que se equivocan, como los de La Sexta”.
En el nº 2.871 de Vida Nueva
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