NI OLERLO, por Juan Rubio

Metidos en farras hay que medir las palabras. Poco las midieron en uno de los equipos pastorales de la diócesis de Donostia en vísperas electorales y con un obispo en retirada. Actuaron por su cuenta y riesgo, como pasó en Roma con la rehabilitación de los lefebvristas. Benedicto XVI tuvo que cargar con aquello que ni tan siquiera se olió.

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