JOSÉ LUIS CELADA | Redactor de Vida Nueva
“Se calcula que el valor total del material pirateado online supera los 16.136 millones de euros, de los que 1.837 (triple que el año anterior) corresponden a libros…”.
Según el Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales correspondiente a 2013, presentado recientemente en Madrid, el 84% de todos los productos culturales adquiridos en España son piratas.
Este informe anual –encargado por una coalición de asociaciones de las industrias del videojuego, la música, el cine y el mundo editorial– calcula que el valor total del material pirateado online supera los 16.136 millones de euros, de los que 1.837 millones (el triple que el año anterior) corresponden a libros.
Los autores del estudio estiman que este incremento –el más significativo entre todos los sectores– se debe a la rápida implantación de los dispositivos electrónicos (el pasado año se adquirieron más de dos millones de tablets y 500.000 lectores de e-books). O a la Ley Sinde, o a la subida del IVA cultural…
A estas alturas, pocos se preguntan ya por las causas, solo por las consecuencias: ¿hasta dónde debe perseguir la Justicia a estos nuevos piratas del mar digital? Mientras tanto, sin embargo, viejos bucaneros del universo literario (plagiadores, negros…) siguen campando a sus anchas, apenas intimidados por esa otra justicia poética a la que todos apelamos pero en la que casi nadie cree.
¡Demasiados parches y cojeras como para acabar de un plumazo con la piratería!
En el n 2.891 de Vida Nueva
