Poner a la persona en el centro de la economía mundial

Teólogos y líderes cristianos ofrecen reflexiones en tiempos de crisis

(J. C. Rodríguez) Tras la quiebra financiera que se ha desencadenado en Estados Unidos, que lleva varias semanas siendo el tema estrella de los medios de comunicación, y que ha obligado al Gobierno norteamericano a hacer un fondo de 700.000 millones de dólares, a la que ha seguido la posterior intervención estatal en la banca europea, con planes de nacionalización temporal de activos financieros europeos; urge más que nunca hacer un análisis para entender en cristiano la crisis. Es una pena que no se hayan destacado suficientemente las palabras de importantes figuras de la Iglesia que invitan a la reflexión cristiana y a la solidaridad.

No esperemos que baje el petróleo o los precios… o que la Madre Teresa resucite y sea nombrada presidenta del Banco Mundial”. De esta manera tan gráfica expresaba hace unos meses el teólogo José María Castillo una reflexión sobre la crisis financiera, en la que señalaba que “la economía y la vida en general se han organizado de forma que un 20% de la población mundial consume el 80% de los recursos del planeta”. Su certera conclusión era que lo que tiene que cambiar es “nuestra mentalidad y forma de vivir”, porque “felicidad no es igual a consumo”.

Las palabras más recientes han sido las de Benedicto XVI en la apertura del Sínodo de los Obispos: “Vemos que en el derrumbe de los grandes bancos el dinero se desvanece, y que todas esas cosas que parecen la única verdad son en realidad de segundo orden”. Explicando que “los que construyen sólo sobre cosas visibles como el éxito y el dinero deben recordar que todo eso un día pasará” afirmó que “la Palabra de Dios es la realidad en la que basar la propia vida”.  Por su parte, el cardenal Martino -presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz-, declaró en Chile que “la crisis económica nos sirve para acordarnos de que hay que poner a la persona humana en el centro de toda la economía mundial”.

También desde otras Iglesias cristianas no han faltado palabras de alcance profético sobre este tema. Así, las dos figuras clave de la Comunión Anglicana, los arzobispos Rowan Williams y John Sentamu, culparon a la avidez de los banqueros -a quienes no dudaron en calificar de “ladrones” y “despojadores”- del desastre económico y señalaron que “el mundo financiero no puede seguir indefinidamente manteniendo el grado de exención de escrutinio y regulación al que se ha acostumbrado”.

En el nº 2.631 de Vida Nueva.

Compartir