El país ve a este Pontífice como referente de la Iglesia y la humanidad
P. FERNANDO NEGRO, Sch.P. (Washington DC) | El papa Francisco, tras su visita a Cuba, está en Estados Unidos. La alegría que se respira en el ambiente, el aprecio incondicional de la inmensa mayoría de norteamericanos, entre los que los católicos hispanos se hacen sentir en medio de las multitudes que le aclaman, es parte del espectro con que esta nación ve al papa Francisco como referente ineludible en la construcción de la Iglesia y de la humanidad, donde nadie sea excluido de la mesa de la dignidad de ser hijos e hijas de Dios.
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El papa Francisco, a pesar de haber nacido en este continente, nunca antes había visitado Estados Unidos. Con él son cuatro los papas que lo han visitad: Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora él. Es el primer papa que se dirige al Congreso de esta nación, gesto que dice mucho no solamente a EE.UU., sino al mundo entero, por los valores que abiertamente defiende.
El día 23 de septiembre, miércoles, el Papa, tras una mañana ajetreada en la visita a la Casa Blanca, tras el encuentro con los obispos, presidió la Eucaristía en el pórtico del imponente Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, patrona del país. Más de 25.000 personas estaban ahí, sin contar las que quedaron a las afueras del recinto, estrictamente vigilado por razones de seguridad.
Francisco canonizó al gran misionero español, nacido en Mallorca, fray Junípero Serra, misionero franciscano que, con su espíritu de generosa entrega y defensa de los nativos, ha pasado a la historia de EE.UU. como quien ha contribuido a su identidad nacional.
El significativo discurso ante el Congreso
Cuando escribo esta crónica desde Washington DC, el 24 de septiembre en la tarde, recojo los ecos de su visita al Congreso o “casa de representantes” de EE.UU. El Papa se ha dirigido a los congresistas y senadores apelando a temas bien conocidos que, leídos desde esta gran nación, cobran un valor significativo importante, por lo que pueden afectar al bien de la humanidad: inmigración, defensa de la vida, el armamentismo, refugiados y exiliados, la humanidad salvada por la misericordia.
Tras su discurso, el papa Francisco se ha dirigido al hall donde se encuentran las estatuas de personalidades que hicieron posible esta nación . Ahí ha podido ver y bendecir la estatua de fray Junípero, español universal, uno de los padres de esta nación, aunque hay quien desea fijarse más en sus errores que en sus muchos aciertos de evangelización y defensa de los derechos humanos.
Desde Washington DC, el Papa parte para Nueva York y luego a Filadelfia, para cerrar así el Encuentro Mundial de las Familias.
Un pastor humilde e inclusivo
Estamos ante un papa humilde. La humildad es un elemento que se destaca enseguida. Además, es un pastor inclusivo, que en lugar de marcar las diferencias, subraya los puntos comunes donde todos sentimos que somos una sola familia.
La eclesiología de Francisco es una eclesiología que, sin dejar de conectarse con el Concilio Vaticano II, da significado especial a la actitud caminante. Por eso la suya es más bien una ‘eclesiología escatológica’, donde no cabe sitio para la mediocridad, la instalación o el arribismo, para la autorreferencia ni el narcisismo.
Francisco nos habla más bien de la Iglesia “en salida”, que se dirige al mundo de las periferias, que se mancha en el intento, que cura las heridas de los que han caído víctimas de sus propios errores. En esta Iglesia, lo que cuenta sobre todo es la misericordia y la ternura humanas de los creyentes, para que el mundo descubra que Dios es solamente amor.
Esta enseñanza acerca de la Iglesia tiene sus connotaciones a nivel de familia humana cuando, por ejemplo, decía a los políticos estadounidenses, en la mañana del 24 de septiembre, que “el buen líder político es aquel que está siempre dispuesto a abrir procesos de encuentro, en lugar de cerrarse a los mismos”.
Familia y alegría
La familia está siempre en el corazón y los labios de este Papa bueno y profeta. Ve en la familia, por muy disfuncional que esta sea, el futuro claro y esperanzador del mundo. Defendiende a la familia, defiende el derecho a la vida en todas las etapas de su desarrollo humano, y cobran fuerza y vigor todos los demás valores que contribuyen a un mundo según el sueño de Dios para sus hijos e hijas.
En la misa de canonización de fray Junípero Serra, el papa Francisco nos animaba a ser misioneros de la alegría y la esperanza para ayudar a que los hombres y mujeres de nuestro tiempo encuentren el sentido y dirección absolutos de sus vidas. Es ahí donde nace la alegría de la que nos habla san Pablo: “¡Alegraos siempre en el Señor!; os lo repito: ¡alegraos! Que vuestra benevolencia sea de todos conocida (Fil 4, 4)”.
“Acababa su homilía con la actitud fundamental de san Junípero Serra: “¡Adelante, siempre adelante! La última palabra no la tiene la fuerza de nuestros errores y pecados, sino la misericordia de un Dios que nos ama inmensamente”.
Cuatro referentes estadounidenses
Francisco comenzaba y acababa hoy su discurso a los representantes de EE.UU. proponiéndoles el testimonio de cuatro personas referenciales de esta nación de inmigrantes, por los valores que cada uno han inyectado inyectado en la vena histórica de este pueblo americano, al que él ha llegado como hijo de inmigrantes en Argentina.
Primero, Abraham Lincoln, en su lucha por la libertad de quienes sufrían la esclavitud como el pan de cada día; luego, Martin Luther King, para quien, desde su respeto a la pluralidad, no tiene cabida la exclusión de nadie; luego, Dorothy Day, fundadora del movimiento ‘The Catholic Worker’, que, desde la fe, lo dio todo por la defensa de los derechos de cada persona, especialmente los excluidos; y finalmente, el monje trapista Thomas Merton, que desde su experiencia de Dios se abrió al diálogo intercultural e interreligioso.
Ante la figura de este Papa tan sorprendente, que actúa desde la humildad y la libertad del evangelio, estamos abiertos a la belleza de su testimonio y sus palabras, que durante estos días la gracia de Dios nos seguirá regalando en Nueva York y Filadelfia.