GINÉS GARCÍA BELTRÁN | Obispo de Guadix-Baza
“El hombre tiene proyectos, el Señor proporciona la respuesta” (Prov 16, 1). Es legítimo y bueno hacer proyectos. El niño quiere ser mayor y el joven aspira a construir un mundo mejor; los padres buscan dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron, y los mayores vivir con dignidad el último tramo de la vida. ¿Quién no ha soñado con un futuro mejor?
En proyectos se afana el hombre a lo largo de su vida. Es verdad que muchos de esos proyectos están marcados por el egoísmo, pero no es menos cierto que son muchos los que buscan el bien de los demás. Pienso en tantas personas que trabajan a favor de los demás. La vida en sí es un hermoso proyecto siempre en vías de realización. Una vida sin proyecto sería ya una muerte en vida.
Pero todos sabemos por experiencia que muchos de nuestros proyectos se frustran, no llegan a realizarse; esto no debe ser nunca motivo para rendirse, tampoco para el desánimo; las cosas tienen todas un porqué.
La respuesta a estos porqués solo está en Dios. El hombre hace los proyectos, pero solo Dios tiene las respuestas. Todo tiene una respuesta, aunque ahora no la sepamos o no la entendamos. Como dice la Escritura: “Mis caminos no son vuestros caminos, mis planes no son vuestro planes”.
Es habitual que los caminos de Dios no coincidan con los caminos de los hombres; como los tiempos de los hombres no son los de Dios. Pero una cosa es clara: Dios siempre busca el bien y la felicidad del hombre, por eso sus respuestas siempre son respuestas de amor. Nuestra vida está en sus manos, tenemos que dejar que sea Él, y solo Él, quien trace nuestra historia; al final veremos claro y comprobaremos que todo lo hace bien y para nuestro bien.
En el nº 2.952 de Vida Nueva
