Roma no pierde el sentido común

(Juan Rubio-Director de Vida Nueva) 

Roma locuta, causa finita. Ciudad Eterna, referente de ortodoxia y universalidad, mano larga y alargada, Big Brother que todo lo ve, lo vigila, lo controla, cordón sanitario para que la herejía no infecte al Cuerpo Místico. Leyenda negra en la rancia narrativa, soporíferas  novelas de historia ficción. Atrás quedan las alcantarillas ironizadas por André Gide en los Sótanos del Vaticano. Historia de aciertos y errores. Roma errática y Roma referencial. Tu es Petrus. Comunión afectiva y efectiva. Brazos extendidos en red diplomática con un papel destacado en la defensa de la justicia y de los derechos humanos. Solera de siglos. Hay veces en que la sensatez, la cordura y el sentido común llegan desde esa Roma que sabe más de sumar y multiplicar que de dividir y restar. Roma camina con luz larga, propicia el encuentro, el diálogo y la verdad contrastada. Roma espera sin prisa. Desde la perspectiva romana se atemperan los conflictos y se abren los diálogos. Roma es una mano tendida cuando los obispos se empecinan en dar un paso al frente ante el abismo. España debe mirar a Roma para recuperar cierto sentido común que se va perdiendo. Roma cuida  su diplomacia y un gesto suyo evidencia estilos caducos mientras señala el camino a recorrer, filigrana de sintonías con tono eufónico, sin estridencias cacofónicas. Hay en España un cierto desviacionismo que sólo se arreglaría mirando a Roma para recuperar lo revolucionario del sentido común apuntado varias veces por Benedicto XVI. La comunión es con la sede de Pedro y no con otras relevantes sedes de la católica Hispania.

Publicado en el nº 2.603 de Vida Nueva (Del 1 al 7 de marzo de 2008). 

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