Sacerdotes ejemplares

Jorge Juan Fdez Sangrador(Jorge Juan Fernández Sangrador– Director de la BAC)

“No estaría de más que, al igual que hace el Papa a escala universal, en las diócesis se recopilaran y pusieran por escrito los ejemplos de vida de tantos y tan buenos curas como ha habido en ellas, pues, de no ser así, sencillos y luminosos testimonios de santidad sacerdotal irán borrándose de la memoria colectiva local”

Siete monjas de la Orden de la Visitación de Santa María han reemplazado a las benedictinas que, durante un lustro, han constituido la comunidad del monasterio Mater Ecclesiae, erigido en el Vaticano por Juan Pablo II, quien quiso que hubiera siempre un grupo de contemplativas cerca del Papa para apoyarlo con la oración.

Desde 1994, y por períodos de cinco años, clarisas, carmelitas y benedictinas han ido relevándose en ese servicio a Pedro y a la Iglesia. Ahora les ha tocado en suerte a las salesas. Las monjas enviadas a Roma por la orden proceden de los monasterios de Burgos, Oviedo, Sevilla, Valladolid y Madrid. Mas no todas son españolas; hay una colombiana, una guineana y una italiana. Ésta proviene de la comunidad de San Vito al Tagliamento.

Con la elección de las visitandinas, el Papa ha querido mostrar, en este Año Sacerdotal, su admiración por Francisco de Sales, doctor de la Iglesia, fundador de la Visitación e inspirador y reformador de varios institutos religiosos. De este modo, el obispo de Ginebra y patrono de los periodistas, queda incorporado a una lista de figuras ejemplares, que son, para Benedicto XVI, espejo de sacerdotes: Juan María Vianney, Pío de Pietrelcina, Alfonso María de Ligorio, Cayetano de Thiene, Juan Eudes, Juan Leonardi, Pedro Lombardo, Buenaventura de Bagnoregio y Pablo VI, entre otros. Y no estaría de más que, al igual que hace el Papa a escala universal, en las diócesis se recopilaran y pusieran por escrito los ejemplos de vida de tantos y tan buenos curas como ha habido en ellas, pues, de no ser así, sencillos y luminosos testimonios de santidad sacerdotal irán borrándose de la memoria colectiva local, hasta desaparecer del todo, quedando enteramente disueltos en el peor de los olvidos: el aliñado con la ingratitud.

jjfernandezs@vidanueva.es

En el nº 2.694 de Vida Nueva.

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