No busquen la noticia en los medios de comunicación, porque es muy posible que no la encuentren. Rompe los esquemas, se sale de los estereotipos marcados por los creadores de opinión, no casa con la imagen en blanco y negro del cura español actual. Pero es cierto. Y es de justicia reconocerlo: en estos momentos de crisis, han arrimado su hombro como pocos al de los que más sufren la inclemencia económica. No sólo con las palabras, que es tarea cotidiana, sino con la entrega de sus sueldos, ni siquiera mileuristas. Son gestos que han nacido en todas las diócesis, con acentos específicos, y que se han traducido en miles de euros a disposición de unas Cáritas diocesanas desbordadas. No buscan el agradecimiento. Su mayor recompensa será que vean en ellos a auténticos testigos.
En el nº 2.688 de Vida Nueva.
