Santo casi “súbito”

Arodriguez 20+ AMADEO RODRÍGUEZ MAGRO | Obispo de Plasencia

“Le damos gracias al Señor por haberse mostrado generoso, a través del Papa, en la vida de muchos hombres y mujeres de este tiempo, y por habernos regalado el poder verlo en los altares de la Santa Madre Iglesia.”

El segundo domingo de Pascua, que lleva las huellas de su pontificado, por haber sido él quien lo declarara de la Divina Misericordia, Juan Pablo II será proclamado beato por su sucesor. Solo han pasado seis años desde su muerte, y el “santo súbito” del pueblo cristiano, y en especial de los jóvenes, se va a hacer realidad “casi súbito”.

Al entusiasmo de aquella hora primera, tras su dies natalis, se ha unido el recuerdo espiritual y la oración de toda la Iglesia. Y el amor de Dios ha querido acoger nuestros deseos y súplicas y, con un milagro, ha querido que se manifestara la santidad del beato. Le damos gracias al Señor por haberse mostrado generoso, a través del Papa, en la vida de muchos hombres y mujeres de este tiempo, y por habernos regalado el poder verlo en los altares de la Santa Madre Iglesia.

Juan Pablo II ya pertenece al universo espiritual de los católicos y es un referente muy especial en la multitud de los que, en el lado del cielo, componen la comunión de los santos. Ahora sintoniza con todos nosotros por nuestra oración y por su intercesión ante el Padre; pero también, el que fue muy admirado y venerado Pastor supremo de la Iglesia sigue enseñándonos la mejor lección que él quiso darnos para nuestra vida cristiana: “¿Quieres ser santo?”. Esa fue la pregunta que hizo a los católicos del siglo XXI en Novo Millennio Ineunte. Pues bien, ya es modelo de santidad para todos.

A Juan Pablo II le seguimos amando, pero como el Papa que fue, y ahora está en el cielo e intercede por la Iglesia y por el ministerio de su sucesor. Seguro que él tiene mucho que ver con que los católicos vivamos con intensidad y hondura la espiritualidad de comunión, la que nos hace comprender que el amor al Sucesor de Pedro ha de ser siempre actualizado: cada Papa es para nosotros “el dulce Cristo en la tierra”, como le llamaba santa Catalina de Siena. Por eso, tras seis años de pontificado, su sucesor, Benedicto XVI, es ahora el Papa amado de todos, el escuchado y respetado en su sabia y santa palabra.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.751 de Vida Nueva.

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