Silencio

(María de la Válgoma– Profesora de Derecho Civil en la Universidad Complutense de Madrid)

“Siempre me ha aterrado “mirar para otro lado”, no reaccionar ante la injusticia, “el silencio de los que saben”, como dijo Canetti. Si ahora nos callamos, nuestro silencio será cómplice de todo lo que está ocurriendo, de todo lo que puede ocurrir”

Hay veces que, al ver películas o leer libros en los cuales se nos muestra el horror nazi, nos preguntamos estupefactos cómo un pueblo culto y civilizado pudo consentir tal terror, cómo no se opusieron a la locura de Hitler y sus lugartenientes. Es una pregunta que nos interpela, como si fuera posible que algo tan terrible ocurra súbitamente, sin previo aviso, de un día para otro.

Lo que sucede es que tal espanto no surgió de la nada. Fue precedido de ciertos signos, de algunas medidas que la gente prefirió ignorar, pensando que no tenían importancia, que esos pasos atrás en la democracia, en la humanidad, en la compasión, esos temibles retrocesos, eran algo aislado de lo que no había que preocuparse en exceso. Pero ahí empezó a incubarse “el huevo de la serpiente”. Si no hacemos nada, si seguimos dándole nuestro calor (a veces basta para ello que no nos opongamos o que no lo hagamos con todas nuestras fuerzas), no podremos extrañarnos de ver aparecer al reptil. No podremos preguntarnos “¿cómo pudo pasar?”.

Hitler no sólo mandó judíos a las cámaras de gas. También fueron gaseados miles de gitanos. La historia se repite obstinadamente, como la maldad humana. En Nápoles se queman campamentos de gitanos, algunos italianos, la mayoría rumanos, ciudadanos comunitarios -también los judíos eran ciudadanos alemanes-.

Ser inmigrante equivale a ser delincuente, se les manda a campos de internamiento, hasta su expulsión, se les suprimen derechos fundamentales, los delitos que cometan tendrán un castigo mayor, leyes distintas para los “distintos”. Siempre me ha aterrado “mirar para otro lado”, no reaccionar ante la injusticia, “el silencio de los que saben”, como dijo Canetti. Si ahora nos callamos, nuestro silencio será cómplice de todo lo que está ocurriendo, de todo lo que puede ocurrir.

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