Sínodo

Chema Caballero(Chema Caballero– Misionero javeriano en Sierra Leona)

“Posiblemente, el documento final de la asamblea sea bonito, sugerente y lleno de retos, pero los hombres y mujeres africanos no van a asumirlo porque no se les ha dado la oportunidad de intervenir en el proceso de preparación”

Está a punto de concluir el segundo Sínodo africano que, bajo el lema La Iglesia en África al servicio de la Reconciliación, la Justicia y la Paz, se celebra estos días en Roma.

El título es muy adecuado porque sugiere un esfuerzo para dar respuesta a los grandes problemas que afectan al continente africano: los conflictos bélicos, la violencia, el saqueo de las materias primas, la pobreza, el hambre, la emigración, la discriminación de la mujer, los retos de la globalización, los cambios de la sociedad…

El Instrumentum laboris del Sínodo sintetiza muy bien estos puntos, al igual que las declaraciones y documentos presentados por algunas conferencias episcopales. Hasta aquí, todo perfecto.

El problema es que este Sínodo, a diferencia del de 2004, está teniendo muy poca repercusión entre los hombres y mujeres del continente. Yo pensaba que esta apatía era propia de Sierra Leona, pero hablando con compañeros que trabajan en otros países africanos y leyendo algo de lo que se publica, me doy cuenta de que este fenómeno está afectando a la mayoría de los católicos de África.

Mi impresión es que no se ha implicado a las bases. Los temas no han sido discutidos a nivel de parroquias, de asambleas, de grupos de catequistas, de grupos de mujeres o de jóvenes, con los ancianos de las comunidades… Los que trabajamos en África sabemos lo lento, complicado e importante que es este proceso y que, al ser ignorado, la gente no está viviendo el Sínodo como algo suyo.

Posiblemente, el documento final de la asamblea sea bonito, sugerente y lleno de retos, pero los hombres y mujeres africanos no van a asumirlo porque no se les ha dado la oportunidad de intervenir en el proceso de preparación.

En el nº 2.680 de Vida Nueva.

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